Decía alguien juicioso –pero se atribuye el pensamiento a tres o cuatro– que la tercera guerra mundial no vendrá con cañones, sino con economía (con miseria). Que el Cuarto Reich no será de invasión armada, sino económica. Que el fin del imperio romano no vendrá con los bárbaros del norte, sino con los de extremo oriente (China, quizá India). En todo caso, no hay alianza de civilizaciones, y el conflicto de civilizaciones es el de la nuestra propia, que se muestra incapaz de reaccionar. Quien no vea que hay que sustituir Bretton Woods por algo radicalmente nuevo, debe de andar necesitando gafas. O sea, como todos los del G-7, G-20, como los del FMI, BCE y como todos nosotros, los de acá abajo de los Pirineos. ¿Cómo pedir a los nuestros que se enteren de algo si quienes hacen las reglas del juego parecen no enterarse de nada? ¿Cómo buscar recetas cuando Estados Unidos y la Unión Europea las tienen contrapuestas?
11-S: no hace falta que algún sucesor de Bin Laden provoque una locura que nos haga sufrir: ya estamos sufriendo por la incompetencia de los nuestros, de nosotros mismos, de todos.
Deja una respuesta