¿Golpe de mano contra Letizia?



(en la foto, audiencia de los Príncipes, el viernes, a la directiva del ClubInternacional de Prensa, de la que formo parte. Al principio, no salía en la foto por bajito, supongo. O por feo. Luego, por fin, enviaron la foto entera).

No lo he leído aún, pero por lo visto hasta ahora el libro del periodista desconocido parece más bien un libelo. He intentado comprarlo, pero en el sitio donde lo teían se había agotado…¡en media hora! (¿retirada de ejemplares?). Me parece mal meterse con la vida privada de una mujer libre cuando lo era (ahora, Letizia, temo por ella, ya no lo es. Me dicen que está muy crecida, allá ella: yo, en lo que conozco, la respeto, y a él, al Príncipe, le admiro, lo digo sin ambages).

11 respuestas

  1. Don Fernando, mucho lio se trae usted con este asunto. ¿Tan inestable siente usted la institución? ¿Por que manifiesta esa admiración por el Principe? ¿No basta el consabido respeto a la Institución?

    Saludos

  2. Me gustaría compartir tu admiración por el Prícipe. No pongo en duda sus muchos méritos.

    Lo que pasa es que ya no tiene edad de andar por ahí de becario.

    Alguien tendría que pedir a «papá» Juan Carlos que no se tome muy en serio eso de alargar la edad de la jubilación.

  3. Pues para mi ni fú ni fa, soy republicana, pero cuanto peor lo hagan mejor. Pero han de confesar

  4. Perdón, se cortó. Sigo, pero han de confesar que nos «la metieron» con calzador. Nuestro niño con una divorciada!!!! eso sí un poquito divorciada… Espero que cuando llegue Felipe VI nos pidan al pueblo la opinión. Creo que no se lo harán, pero de sueños se vive. Saludos.

  5. A ‘tu anciana abuela’:
    lo de la abdicación es otro de los grandes temas a debatir. Pero el Rey, al parecer, no quiere ni bien ni mal. Y hay, por imperativo legal, que respetar su voluntad.

  6. Emulando a Malatesta
    Ahí va ésta.

    Sin malicia:
    Respeto la institución
    Que arropa a doña Letizia,
    En adopción.
    Mas no siempre la princesa
    Fue princesa;
    Sino antes bien, chica lista
    y periodista:
    que es peor que ser pendón,
    con perdón.
    Y ahora un taimado excolega
    (ésa es la pega)
    Retrata sus años mozos
    Con sus gozos
    Sus andanzas, sus fiestorros
    Y sus porros.
    Un pasado algo más negro
    Que el del suegro;
    Mas ¿quién tiró de la manta?
    ¿Las infantas…?

  7. ¿Fumó porros, dijo que la república es más lógica que la monarquía, se divorció, abortó, ya no va a misa, se depila las piernas? Parece muy española.

    Una propuesta: En vez de estar los reyes a la cabeza del organigrama, hagámoslos depender del ministerio de cultura, sección Patrimonio Nacional, y mantengámoslos y protejámoslos como si de un Velazquez o del Acueducto o de la Catedral de Santiago se tratara. mantendrían sus absurdos privilegios, conservarían las prebendas y gabelas, seguirían saliendo en el Hola y España sería la primera República con Rey del planeta Agostini. (Hoy estoy sardónico, disculpad)

  8. A Ignacio:
    Malatesta estará envidioso. Apuesto a que saldrá con alguna de las suyas…

  9. Ya he leído el libro infame. Este es el comentario que me suscitó:

    Un libro infame

    Fernando Jáuregui

    Los personajes públicos suscitan siempre el interés, y por tanto el morbo, de la opinión pública. Sobre todo, claro está, en cuantos aspectos se refieran a sus vidas privadas, a la parte más oculta de sus existencias, a una intimidad a la que a mí me parece que tienen derecho, aunque ya sé que es cuestión controvertida jurídicamente: ¿prima la libertad de expresión sobre el derecho a esa intimidad? Al respecto hay jurisprudencia como para parar un carro y el debate sobrepasa, claro está, los límites de este artículo.

    Cuanto más inalcanzable el personaje público, mayor pasión de los devoradores de intimidades. Y, así, los miembros de las realezas, los políticos más destacados, los financieros de fama mundial, suscitan bastante más curiosidad que, por ejemplo, algunos artistas y aledaños que viven precisamente de divulgar unas vidas privadas que hace tiempo que dejaron de escandalizar a nadie.

    Por ello, me parece incluso lógico que el libro infame, que busca manchar la imagen de la Princesa de Asturias, haya encontrado publicidad gratuita en las páginas de algunos medios. No precisamente por su calidad –está pésimamente escrito—ni por los secretos que revela –ninguno, y sí contiene, en cambio, numerosas inexactitudes y alguna clara falsedad–, sino porque el personaje, doña Leticia Ortiz, tiene carisma, ‘vende’. Estoy seguro de que, tras el relativo bombo que se dio en su momento al libro infame, ni siquiera se encontraban posiciones ideológicas hipotéticamente antimonárquicas; hemos llegado a tal grado de frivolidad que ya lo único que importa es eso: que un tema ‘venda’.

    No voy a entrar en el fondo del opúsculo, porque carece de otra hilazón más allá de la necesidad de dañar a la persona, a la mujer libre que fue antes de convertirse en lo que el destino le ha deparado, a la profesional del periodismo a la que conocí algo y aprecié por sus cualidades informativas, por su ambición de noticia. Tampoco criticaré que estos trabajos, presentados falsamente como periodísticos, encuentren editor y estanterías donde exhibirse: allá cada cual. Sí me parece cuando menos equivocado que una peculiar idea de la solidaridad en la profesión dé acogida a una obra carente de rigor, de técnica informativa y escrita por alguien que obviamente desconoce el léxico castellano y, más aún, su ortografía; al menos, la editorial podría haber corregido algo el texto…

    Lo que, como monárquico crítico que me defino, y más aún como periodista de muy larga trayectoria, encuentro aberrante es la facilidad con la que alguien como quien ha podido perpetrar este texto –que nada tiene que ver con el necesario debate Monarquía-República, tan pendiente en este país—haya logrado introducirse en los circuitos librescos. Como si estuviésemos hablando de una obra seria, sea cual sea su orientación, que en este caso es lo de menos.

    fjauregui@diariocritico.com
    blog: http://www.diariocritico.com/blogs/politica

  10. Avatar de Mario Sanz (Marcos).
    Mario Sanz (Marcos).

    Supongo que también será atractivo para los periodistas de investigación el desentrañar que hay detrás del hermetismo absoluto que rodea todo lo relacionado con la corona, la familia real y parásitos adyacentes.

    Resulta curioso que no exista demasiada literatura, por no decir ninguna, que trate este tema de forma profunda y documentada. Me imagino que las presiones serán muy fuertes. Ya don Fernando manifiesta su extrañeza de que este libro haya contado con un editor dispuesto y con estanterías donde exhibirse. No sé en realidad si esta extrañeza de nuestro amigo Jáuregui se debe al tema que toca el libro o está motivada por el hecho de que un libro tan malo vea la luz. Quizás sea por ambas cosas.

    Lo de monárquico crítico me ha gustado. Yo soy monárquico resignado ( La Constitución me obliga a esta definición).

    Un saludo a todos,

  11. A Mario:
    el libro es increíblemente malo. Se llama ‘Una republicana en la Corte del rey Juan carlos I’, está lleno , lleno, de faltas gordísimas de hortografía, de sintasis duvitatiba, de espresiones sin sentido y de mala uba. El señorito autor se llama Isidre Conill y tiene, para su edad, un currículum merecido, o sea, pésimo. Uno de esos sedicentes periodistas de investigación que solo saben retorcer refritos de refritos, sin comprobar.
    Lo que me extraña no es que lo hayan publicado pese al tema (hay muchos libros mucho mejores y mucho más vitriólicos), sino pese a que está escrito, como digo, por un auténtico ignorante en todos los sentidos.

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