Aquí hace falta un cambio de rumbo

Han pasado tantas cosas desde aquel ya parece que lejano debate sobre el estado de la nación que reconozco que tengo una inmensa confusión, mezclada con una desazón moral ´casi sin precedentes. Rotas las posibilidades de pacto PP-PSOE, que entiendo que sería lo más conveniente, el panorama se puebla de aprovechados inmorales, arribistas, injustamente privilegiados, como Urdangarín y su ex socio Torres, como la Alteza Serenísima a la que no quiero ni nombrar, como el terrible Bárcenas. La nube se llena de documentos, reales, apócrifos o mitad y mitad, ilegalmente conseguidos (Método3), tapados a duras penas (Falciani), que deberían ser objeto de custodia judicial/policial y no lo son; pero documentos todos, como los correos de Diego Torres, que son susceptibles de hacer temblar al Estado. A ese Esado que tantos esfuerzos y sacrificios nos ha costado solidificar.

No pueden las instituciones, no puede la clase política, permanecer inmóviles ante este estado de cosas, en el que lo primero que falta es claridad: ni explicaciones oficiales, ni esa tan cacareada transparencia (menuda chapuza los pretextos sobre la situación laboral de Bárcenas en el PP, menudo silencio lo del chalé de Blanco, menuda incógnita lo de las entrevistas –¿con mensaje para quién?– de la innombrable, menudo enjuague lo de las escuchas de políticos a políticos…y no solo entre ellos)

6 respuestas

  1. Como dice nuestro querido T.H., Sensei,:

    Paissssssss, …. pero dicho con tristeza. Un saludazo y ánimo, como me-no
    ha mucho-dijiste tú con respecto a mi accidente:
    «Puede que esto se arregle………..»

    Corbmarí.

  2. Diga, diga, señor Jáuregui… CORINNA. Repita conmigo este nombre. Yo le digo sinceramente que, entre tanta angustia ante la situación por la que están atravesando muchos ciudadanos, una pizca de circo o de humor tragicómico no viene mal. Al fin y al cabo, esto es España. Cañí, pero España. La risa es muy sana. Saludos.

  3. Esto es lo que he enviado a mi crónica sindicada este domingo:

    http://www.diariocritico.com/opinion-analisis/fernando-jauregui/429893

    Nada es, la verdad, demasiado esperanzador en este cuarto de hora. O sea, que no cabe sino la mejora. ¿O no?

  4. Sr. Jáuregui, no quiero dar aires derrotistas a estas palabras, pero está claro que viendo el rumbo que lleva el barco, se me ocurre pensar que no tardando mucho, va a encallar contra los arrecifes y nos conduce a todos los que estamos a bordo, a pique. ¿Soluciones para que ello no acontezca? Haberlas hailas, pero ¿donde están?¿ a quien buscamos para que conduzca con acierto ese timón y nos lleve a la tierra prometida?
    Tal y como están las aguas sucias y revueltas, encuentro difícil respuesta.
    Saludos

  5. Vuelvo. Si hay algo que me crispe los nervios, es ser comedida en mis afirmaciones cuando no tengo que serlo. Vamos a dejarnos de pamplinas y barquichuelas, y a decir realmente lo que hay en esta «marejadilla» que nos envuelve a los ciudadanos honrados de este pais. Estamos rodeados de una pandilla de sinvergüenzas de la peor calaña que dar se puede. Buitres carroñeros que quieren comerlo todo y dejar al espectador que observa la escena, hambriento. Mucha palabrería, rastrera y engañosa, para ganar tiempo y que los barrotes de esa prisión donde YA tendrían que estar metidos, se prolongue en el tiempo…
    Lo triste y patético de todo lo que acontece, es que los que tienen «voz y voto» en el asunto, se quedan adormecidos y van a paso de caracol. Esto me recuerda el hundimiento del Prestige. Las autoridades que tenían competencia en el tema, tardaron tanto en tomar decisiones acertadas acerca de ese barco averiado que dormitaba en el puerto de la ciudad, que cuando se quisieron dar cuenta el buque se había hundido llenando de mierda y suciedad las costas gallegas. Algo semejante va a suceder en la España que vivimos. Cada vez tenemos más chapapote negro que lo cubre todo…
    Sr. Jáuregui, puesto que estoy hablando con el corazón en la mano, permítame que le diga la sensación que experimento ante lo que rodea el paisaje.
    Desamparo total.

  6. No te va a gustar

    Los próximos seis meses

    Fernando Jáuregui

    Los seis meses que vienen van a ser esenciales en el proceso de cambio de España. En esos seis meses –porque la recuperación del Rey, que deseo fervientemente, me dicen que va a tardar más bien ese tiempo que uno más corto–, Felipe de Borbón tendrá que demostrar a los españoles que es digno de convertirse en Felipe VI, algo de lo que personalmente hace mucho que estoy convencido, pero de lo que habrá de persuadir al conjunto de los españoles. Después, supongo que Don Juan Carlos tomará o no la decisión de abdicar, cuestión a la que me dicen que está más abierto que antes, pero aún reticente; es un asunto que, por supuesto, es de su absoluta competencia, sin que nadie más pueda intervenir en él.

    En todo caso, va a ser un período de prueba para el Príncipe de Asturias, para los Príncipes de Asturias, que deberán heredar las más representativas tareas del jefe del Estado. Aunque imagino que Don Juan Carlos proseguirá con su ‘diplomacia de teléfono’, tratando de apagar fuegos, de conciliar voluntades y de amainar esas mil tormentas que caracterizan la esencia de este bronco país nuestro. Yo diría que esto es mucho más importante para el Estado que la mera asistencia formal a actos más o menos representativos, y es esta, la del uso del teléfono y de la entrevista personal, la función de la que el Rey no puede abdicar ni ahora ni nunca: sus innegables cualidades de pacificador serán siempre esenciales, ocupe el puesto que ocupe, y esté de pie o en una silla de ruedas.

    Pero también es urgente que el Príncipe deje de aparecer como la figura que engalana eventos: es mucho más que eso lo que tendrá que hacer y la exquisita prudencia que ha venido mostrando siempre hasta ahora no deberá nunca ser confundida con inmovilismo; reinar exige también, en las circunstancias que vivimos, un cierto riesgo, la convicción de que el jefe del Estado en una Monarquía no está sometido a elecciones, por lo que el puesto se lo ha de ganar cada día, no cada cuatro años. La imaginación, una cierta dosis de creatividad, habrían de ser signo de la actividad del heredero en estos meses en los que cada uno de sus pasos se va a analizar con una lupa especialmente atenta…y crítica. No sé si todos los que rodean al Príncipe comparten estos principios, pero sí estoy seguro de que las gentes sensatas que se ocupan de la buena marcha de la Casa del Rey, incluso en las dificilísimas circunstancias actuales, son conscientes de que este semestre, quizá hasta después del verano, puede marcar el futuro de España como nación. Creo que, por la cuenta que nos trae, es hora de desear a Felipe de Borbón toda la suerte del mundo en el camino por el que ya, este mismo lunes, ha empezado a transitar.

    fjaujregui@diariocritico.com

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