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(no me negará usted que algo hay de inquietante en la actitud de una mujer que, en lo suyo, se sabe todopoderosa. ¿Por qué me recuerda a Baltasar garzón, a otros tantos jueces, entrando en su sancta sanctorum?)
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Pues no, no me gusta la manera como la juez Alaya está instruyendo ‘sus’ casos. Se le ha ido la mano. Debe leer a Sciascia
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