Produce escalofríos escuchar algunas interpretaciones radiofónicas emoticon a cuenta de las versiones acerca de la autoría del 11-m. La entrevista seriada publicada por ‘El Mundo’ al principal acusado de este terrible atentado puede ser una buena exclusiva periodística, pero entendemos que no basta lo que diga el recluso Trashorras para desmantelar toda la versión gubernamental, policial y judicial acerca de la matanza. Eso es lo que hacen, basándose en las informaciones periodísticas y en las investigaciones de El Mundo, la cadena radiofónica y el periódico digital de siempre. Una cosa es el rigor informativo e investigador del diario que dirige Pedro J. y otra muy distinta los emoticonexcesos interpretativos de los exégetas de esas informaciones.
Creer más a un delincuente que al Gobierno, a las Fuerzas de Seguridad o al juez instructor resulta algo peligrosísimo. Claro que existen dudas en la instrucción sumarial sobre el atentado. Claro que quedan puntos oscuros en la investigación policial. Claro que el Gobierno, por consiguiente, no puede explicar de manera absolutamente convincente lo que pasó. De ahí a sugerir casi que los socialistas son cómplices más o menos conscientes de este horror para llegar al poder en las elecciones del 14 de marzo hay un abismo. Y ese abismo es sorteado con toda facilidad por esos medios que anteponen todo con tal de atacar al Gobierno en ejercicio.
Lejos de mi ánimo renunciar a la crítica al Ejecutivo de Zapatero. Lo hago cada día, y seguiré haciéndolo, porque cada día me decepciona más nuestro ZP. Lo haré, ahora desde otra radio –ver otros posts al respecto–, desde los periódicos de provincias en los que escribo, desde mi diariocritico.com, desde las teles donde me dejen colaborar. Pero los abismos me dan vértigo, y pienso que todo ataque excesivo acaba teniendo un efecto ‘boomerang’. Por ello, resulta, me parece, peligroso que el principal partido de la oposición practique un seguidismo acrítico con respecto a determinados medios de comunicación, que incluso nutren ahora algunos puestos ejecutivos clave en la sede del Partido Popular. Que la primera interpelación del PP en este período parlamentario se dedique a esparcir dudas sobre la versión oficial del 11-m puede resultar efectista, pero no es seguro que resulte efectivo.
Hay muchos temas que preocupan y angustian mucho a los españoles, por carencias explicativas en las versiones oficiales, pero no es seguro que la controversia acerca de si ETA participó o no en el atentado del 11-m esté entre ellos. A falta de pruebas concluyentes en contrario –y la declaración de Trashorras no lo es, a nuestro entender–, la opinión pública no parece obsesionada precisamente por esta cuestión.
Sigue faltando una línea de actuación coherente, al menos en cuanto a la estrategia informativa, en el principal partido de la oposición. Algo que no digo solamente yo, sino cualquier dirigente del PP con el que usted quiera consultar, con la excepción, claro, de Mariano Rajoy: son muchos los que piensan que el presidente del PP, una figura honesta y válida, parece poco motivado y así lo ha mostrado con su enclaustramiento veraniego en Sanxenxo.
Menudo curso se nos avecina. Apasionante. Y, claro, agotador para los que nos dedicamos a mirar las cosas día a día, y a contarlas lo mejor que sabemos, tratando de hacerlo sin partidismo ni sectarismos. O eso es lo que yo pretendo, al menos.

2 respuestas

  1. Distinguido Sr Jauregui,

    es evidente que el testimonio aislado de un imputado, no puede ni debe por si mismo remover el sumario del 11-M. Pero es que este está plagado de datos y hechos poco creíbles, que forma sistemática se justifican a traves de la casualidad o del silencio.

    La caravana paralela de ETA (dicen que es casual), los restos de explosivos en el tren (casualmente dicen que no se puede determinar su composició, cuando la científica española ya lo ha hecho con anterioridad). Un coche, que casualmente fue utilizado en la masacre, que casualmente aparece varios meses después en Alacalá, sobre el que casualmente pesan varias denuncias por robo y que casualmente estaba aparcado y denunciado en una céntrica calle de Madrid. Una mochila, que casualmente no estalló, que casualmente contenía una tarjeta SIM que no necesitaba, que casualmente no podía estallar.

    Una instrucción, la de Leganés, que casualmente se consigue que salga de la jusrisdicción de Teresa Palacios, para pasar a la del Juez del Olmo.

    ¿No cree usted que es demasiado espacio para la casualidad, y que alguien debería aclarar tanta casualidad, que ocasionalmente siempre apuntan en la misma dirección de autoría?

    Jaúregui, un poquito de porfavor y de «celo profesional». Con esa defensa a ultranza de la verdad oficial, a lo mejor ante algunos, se nos empieza a resquebrajar la bien ganada credibilidad profesional.

    O ¿tiene usted algún dato que los demás ignoremos y evite que dudemos de tantas casualidades?

    Un saludo

  2. Hay muchos agujeros en la investigación policial y en la instrucción sumarial. Claro que sí. Pero no hay menos en el rastreo periodístico. Desde luego, del testimonio de Trashorras no puede deducirse, como algún comentarista de radio episcopal deduce, que el PSOE prácticamente colocó los explosivos para ganar las elecciones, que la policía está toda mirando hacia otro lado y que los jueces se dedican a trastabillar los hechos con un propósito indudable: agradar a la voluntad del Gobierno. Esto, lo siento, es una auténtica barbaridad, sea o no la verdad oficial, sea o no hacer seguidismo de un Gobierno que a mí hace tiempo que dejó de convencerme. ¿Por qué hemos de seguir siempre las tesis más fantásticas, más absurdas, más abominables, más interesadas?

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