El espectáculo de Rafael Hernando a punto de sacudir unas cuantas leches (seamos finos) a Rubalcaba ha sido de aurora boreal. Pienso que nuestra clase política a veces se vuelve loca. Será el calor. No puede haber sido más desastroso el final del curso político. Y menos mal que Federico está de vacaciones y el sustituto no es tan belicoso…
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