Jamás pensé que iba a alegrarme tan poco de la caída del capitalismo. Para ser sustituído por la nada, la incertidumbre y un cierto caos.
La Bolsa ha abierto esta mañana con el desastre, parece que Solbes y Montoro no se entendieron anoche, presagiando acaso lo que nunca debería suceder entre Zapatero y Rajoy. El secretario de Estado, Vegara, ha convocado a la prensa quién sabe para qué. Ernesto Carratalá, nuestro jefe de Economía, dice que a lo mejor hoy se acaba la Bolsa, veremos qué dice Solbes tras el Consejo de Ministros, desde Nueva York advierten que esta podría ser la jornada de la ‘nacionalización’ –entre comillas, claro– de la banca, de una parte de la banca, claro…En fin, actualidad dramática trepidante.
Y, a todo esto, Botín, FG y compañía, callados. Un silencio que, tras el optimismo botiniano de antaño, escama.
Pero es el momento, me parece, de hacer llamamientos a la calma. No solo por parte del gobierno: esperamos oir la voz de la oposición cuanto antes. Y de los demás. Hay que evitar este pánico general, que es la verdadera crisis.
¿A qué viene, con la que está cayendo, poner en solfa los Presupuestos para 2009, un texto que ya no sirve? Es la hora de caminar todos juntos, mirando de frente al tsunami. Y sabiendo que esta crisis, que nadie nos explica bien, no es algo pasajero de lo que nos recobraremos tan fácilmente. Acabó una era, los felices años veinte, y entramos, quizá, en los duros años treinta…y ¿cuarenta? Acabó el capitalismo feroz, con el que no nos fue tan mal…hasta ahora. ¿Llega el poscapitalismo?
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