(la ‘tripleta’ de la CEOE. Y falta Arturo Fernández, que es muy importante…)
¿Empieza la era de las renovaciones? Al menos, sí en algunos sectores. Finalmente, con notable retraso sobre lo que hubiese convenido, se va a producir el relevo en la organización patronal, es decir, en la presidencia y en la dirección de la CEOE. Reconozco que me resulta indiferente si el ganador es el catalán Rossell o el andaluz Herrero, y quién apoya a cada uno de ellos en esa complicada trama de alianzas y rupturas que ha caracterizado el proceso preelectoral. Me parece que un reparto ‘territorial’ del poder puede resultar conveniente y, en todo caso, pienso que los nombres que se barajan para ese reparto tienen todos la suficiente solvencia como para empezar a sacar a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del marasmo en el que la sumió la gestión del aún presidente, Gerardo Díaz Ferrán.
Los tiempos que vienen reclaman nuevos modelos, nuevas ideas, planteamientos inéditos o ya olvidados; nada volverá a ser como era, y en los gobiernos –el nacional, los autonómicos, los locales–, en las organizaciones que representan al empresariado y en los sindicatos se impone ese espíritu de renovación.
Los ciudadanos necesitamos una patronal moderna –como necesitamos unos sindicatos ‘modernizados’–, capaz de alzar una voz coherente y lejana de apriorismos y soluciones fáciles. Personalmente, por ejemplo, he echado de menos una voz suficientemente representativa de los empresarios que analice los pros y los contras de esa solución que nos presentan como mágica y que consiste en retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años…mientras no pocas empresas –algunas de ellas, públicas–, bancos y cajas prejubilan a sus directivos y trabajadores a los cincuenta y cinco, por ejemplo.
Vivimos momentos de enorme confusión, alentada no pocas veces desde los poderes públicos y desde los representantes de los distintos sectores de la ciudadanía. Por ello, lo esencial es hacer precisamente lo contrario de lo que se está haciendo: hay que generar confianza en los inversores, en los consumidores, en el hombre de la calle, diciéndoles la verdad. Nada más favorable a la pervivencia y agravamiento de una crisis que fomentar la inseguridad jurídica, la sensación de que se oculta la realidad o de que se favorece a algunos en detrimento de muchos. Ojalá que este primer relevo, el de la patronal, que nos anuncia, me parece, otros varios en el año que comienza, ejerza los efectos beneficiosos que todos esperamos. Porque peor no podía estar una organización tan importante como esta.
Deja una respuesta