Ah, pero ¿le interesan a alguien las elecciones catalanas?

Yo creo que estas elecciones interesan más en Madrid, por las repercusiones que puedan tener en el delicado equilibrio zapateril-socialista, que en Cataluña, donde he estado este fin de semana, constatando la absoluta frialdad de toda la gente con la que he hablado –bastante, por cierto–. En fin, a mi regreso se me ha ocurrido enviar este análisis a mi columna de la agencia Europa Press:

La semana política que empieza

Lo de Cataluña ¿va a ser una derrota personal de Zapatero?Fernando Jáuregui

Nadie sabe con certeza cómo quedará, al final, el futuro gobierno de Cataluña tras las elecciones del próximo domingo. Lo que es prácticamente seguro, de creer en las predicciones unánimes de las encuestas, es que no regresará el tripartito, que acabará gobernando el convergente Artur Mas –aunque a saber con quién, porque los sondeos no le conceden la mayoría absoluta– y que el actual president de la Generalitat, el socialista José Montilla, será el gran derrotado, junto con sus aún aliados de Esquerra Republicana. ¿Nada más? Bueno, hay algo más: el presidente del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, también se va a ver lesionado por el presumible descalabro de sus correligionarios catalanes. Tal vez por ello, se ha implicado poco en una campaña que ha sido cuando menos desvaída, aunque lo cierto es que ZP acudirá, junto con Felipe González, a respaldar a Montilla casi en el cierre de esta carrera hacia las urnas.

A Zapatero, quienes quieran leer en clave nacional el resultado de las elecciones autonómicas del domingo, le van a recordar, amigos y enemigos, que lo que puede ser una debacle en Cataluña –aunque el PSC aún confía en salvar los muebles en esta recta final—se debe, en parte, a sus propios vaivenes. Entre ellos, a la “traición” que cometió con Artur Mas, a quien le prometió, a cambio de su apoyo al Estatut, forzar que fuese president de la Generalitat el cabeza de la lista más votada en las elecciones de 2006.

No fue así, y, al final, aunque Convergencia i Unió obtuvo más votos y más escaños, Zapatero hubo de plegarse a las exigencias de Montilla y acceder a la formación, por segunda vez, de un Govern tripartito, lleno de extraños compañeros de cama. Aunque siempre ha mantenido un tono prudente al hablar sobre el asunto, Mas no se lo ha perdonado. Y, presumiblemente, le pasará algún tipo de factura una vez que acceda al principal despacho de la barcelonesa Plaza de San Jaime.

Ese amenaza con ser el resultado más visible de estas elecciones catalanas cuando se contemplan desde el prisma de los intereses de la nación: puede que, si no se impone el pragmatismo, empeoren las relaciones entre Barcelona y Madrid, unas relaciones que ya difícilmente se han mantenido en un plano apenas correcto en los tiempos de Montilla. Y puede que Mas, como ha hecho ocasionalmente, aunque con la boca pequeña, durante la campaña, y antes, insista en airear sus tesis independentistas, para desesperación, por cierto, de su socio el democristiano líder de Unió Democrática de Catalunya, Josep Antoni Duran i Lleida.

Claro que también es posible, aunque menos probable, que Mas, persona que ha demostrado ser cabal y cautelosa, elija el camino más práctico y negocie, cesión por cesión, sus apoyos puntuales a la posible gobernación de Rajoy a medio plazo, y, a corto, de un Zapatero que este domingo pretendía, en unas largas e interesantes declaraciones periodísticas, actuar como si nada estuviera pasando.

Y, en el terreno catalán, es posible que, al fin y al cabo, nada nuevo pase, más allá de un cambio de rostros: he podido contrastar algunas opiniones relevantes en dos provincias catalanas en un rápido viaje en las últimas horas y he sacado la impresión de que nadie cree que su futuro personal dependa precisamente del resultado en las urnas el domingo. Desde luego, ni la falta de originalidad y profundidad de la campaña ni las tesis de los gobernantes, pasados o futuros, permite aventurar grandes mudanzas en el horizonte: todo seguirá, pues, en la permanente confrontación ambigua. Como siempre, vamos.

fjauregui@diariocritico.com

6 respuestas

  1. …y, encima, el nauseabundo debate sobre el patrimonio de nuestros pobres –casi literalmente– políticos. ¿Cómo ganando tan poco les interesará seguir en el machito?

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/21/barcelona/1290336945.html

  2. Fernando,a mí, personalmente tanto las elecciones como ellos, me da lo
    mismo lo que hagan, mientras se mantengan alejados de mi tierra.
    Yo más bien creo que estás de coña cuando dices eso de ¿Cómo ganando
    tan poco….? Si les interesa es ni más ni menos que por lo que pueden, y de hecho lo hacen, «afanar». Que hagan como el impresentable de Luna y
    a ver quién tira la primera piedra. Vamos, Mario, porfa, re-únete al foro.

  3. A mí me interesan.

    Me interesan porque, a pesar de todo Catalunya es un referente socio económico a seguir.

    Me interesan porque lo que pase en Catalunya será decisivo para lo que pase en España en 2012: si gana CiU con mayoría absoluta, veremos a Rajoy hablando catalán hasta en el senado. Si gana por mayoría simple, la «brillantísima» Sánchez Camacho nos demostrará sus capacidades matemático-interlocutivas entre PP Génova y Generalitat.

    Me interesan porque me jode la traición y defiendo el honor y en la causa Zapatero/Mas tengo claro quien no ha estado a la altura. (Soy puritano en eso, casi luterano: la mentira me repugna y más si es innecesaria).

    Me interesan porque, al margen de fantoches -Nebrera, Sánchez Camacho, el Elvis de Tarragona y hasta Puigcercós-, en Catalunya hay una clase política de la que todos podemos aprender: D i Ll, Artur Mas, Miquel Iceta, Gelli, Joan Herrera, Joan Hereu. Nos gustarán más o menos sus doctrinas políticas, pero son innegables su alturas dialécticas.

    Me interesan porque es la primera vez en Catalunya que los cachorros de cada corporación están siendo utilizados para poner en marcha el ventilador de la basura y las bajas pasiones: las nuevas generaciones del PP con la estupidez del flash-game, las Juventudes Socialistas con el orgasmatrón de la urna, las de CiU con la España ladrona… (Nebrera no entra en esta categoría porque ni siquiera tiene una juventud en su «¿Partido? ¿Roto?»: ella no es de UPyD porque con una Mme LaFucsia hay suficiente en tan «aspiracional» partido, pero juega al mismo juego de podercitos y carguitos y titulares así sea escondiendo tras una toalla unos encantos ya bastante amojamados).

    Me interesan porque entran en liza experimentos peligrosos como la Solidaritat Catalana (me recuerda a Solidaridad Nacional, un periodicucho fascista que coexistió en la transición con Fuerza Nueva) del inefable Laporta, la cosa extraña de Nebrera o el partido de los raritos, experimentos que aspiran a bisagrear a partir de los votos residuales de lo peor de cada opción politica seria.

    Me interesan porque conozco bien la realidad catalana y es tan distinta de las bobadas que se dicen en Madrid o de las majaderías que se sostienen en Valencia que, desde mi inocencia idealista, aún espero que nos demos cuenta y empecemos a acercar posturas.

  4. Sinceramente don Fernando, creo que solo a los catalanes y,…tampoco estoy muy seguro que a la mayoria.
    Lo único positivo, es que ERC vuelva a ser lo que en realidad es, y lo que muchos amigos catalanes que viven aquí opinan: una pandilla de impresentables.

  5. Hace mucho que no voy por Cataluña. No sé si a los catalanes les deja frío estas elecciones. Lo que sí le aseguro es que a mí sí que no me idejan helada. En otras ocasiones he seguido con mucho interés todas las convocatorias, en este caso en aburren

  6. Gracias por lo bueno

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