Claro que la culpa no la tienen los periódicos, sino, acaso –respetemos la presunción de inocencia–, el propio Urdangarían , quién sabe, & señora. Pero el caso es que la riada, tras pasar por las instituciones básicas –Constitucional, Supremo, Consejo del Poder Judicial, entidades reguladoras, defensor del pueblo–, por a clase política, por las entidades económicas –cajas, algún banco–, por la Justicia y jueces en general, por las Fuerzas del Orden, por los medios de comunicación (algunos), llega a la Monarquía. Aunque sea vía familia política, y mira que me j…volver a cnfesar que soy monárquico (tibia reacción de La Zarzela, que ya no sabe la pobre por dónde salir). Esto amenaza con ahogarnos, y no quisiera ponerme apocalíptico en un día, miércoles negro en los mercados de corazón no menos negro, como hoy.
Anda que no le van a quedar cosas por enmendar al señor que llegue a La Moncloa a finales de diciembre. ¿Qué quedará de nosotros, a este paso, para entonces? ¿Se nos habrán marchado Berlusconi, Papandreu y todos los que, al parecer, amanazan nuestra estabilidad, como si nosotros mismos no fuésemos ya una amenaza?
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