(Pie de foto tópico: ¿hará Rubalcaba oídos sordos a los mensajes que ahora se le exigen?)
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(Conste que ni soy partidario de hurgar en vidas privadas cuando ello es irrelevante, ni me interesa el periodismo de papel couché. Pero sí digo que en esta pelea –veremos hasta dónde ha llegado– entre el vicepresidente primero y la ministra de Defensa han intervenido muchas personas, muchos factores. Hoy no es posible llegar al fondo aún. Aún. Habrá que profundizar en la información, porque, antes del inesperado anuncio de Chacón, deben haber ocurrido muchas cosas en la oscuridad de los pasillos, de los despachos, de los subsuelos, de los salones y hasta de los dormitorios. ¿Es esto relevante en la marcha de un partido, de un Gobierno? No debería serlo)
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Miren ustedes: en este país, en el que se sabe todo, se saben muchas cosas acerca de los que eran dos principales contendientes por las primarias. Y no, no hablo de hechos anodinos, privados; hablo de hechos relevantes, como nos dijo a otro colega y a mí un día un importante periodista anglosajón, que señaló, recuerdo, textualmente: «si el caso se diese en Estados Unidos o en Gran Bretaña, se hubiese escrito una gran historia en los periódicos más serios»-. Pero, en fin, Carme Chacón ha dado, prudente y lacrimosamente, un paso atrás.Ahora le toca a Rubalcaba dar algún paso adelante. Anunciar pasos de futuro y dejarse de coñas e ironías cada vez que se le acerca un micrófono. ¿Qué partido socialista es el suyo, qué reñaciones con la oposición quiere, cuáles reformas en profundidad pretende? Y, si en el comité federal no dice nada de eso, ¿nos interesa Rubalcaba?
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