¿Algo más –o menos– para este decálogo?


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(Adivinanza: ¿quién será el Moisés que baje del Sinaí con las tablas de las leyes reformistas? ¿O tendremos que hacer las tablas entre todo el pueblo jodío?)
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Esta es la columna, incidiendo en lo de las ideas para regenerar España, que he enviado hoy a OTR:

La semana política que empieza.

Decálogo de confianza para un retorno

Fernando Jáuregui

Comienza este lunes la incorporación a sus despachos oficiales del presidente, de los ministros, subsecretarios, secretarios generales, jefes de Gabinete, líderes y vicelíderes de las oposiciones, etc. Una incorporación gradual, que los atracones no son buenos. Y uno, que es un inveterado optimista cuyas esperanzas, ay, casi nunca se ven coronadas por la realidad de los hechos, esperaría que un viento de cambio de mentalidades haya soplado por las playas gallegas, cántabras, astures, mediterráneas y andaluzas, Doñana incluida, sembrando nuevas iniciativas en el ánimo de nuestros representantes. Un viento que se traduzca en unas tablas de la ley regeneradoras, que busquen una mudanza verdadera ahora que casi todo se tambalea y casi todo se pone en cuestión.

Uno, que lleva ya demasiados años mirando, y hasta donde se puede contando, el devenir político, tiene su particular decálogo de reformas imprescindibles para que los ciudadanos recuperen la confianza en sus representantes y en sus instituciones (supongo que cada español tiene el suyo). A uno, que tiene su conciencia periodística, pero también su conciencia ciudadana –no siempre viene a ser lo mismo una cosa que otra—, le resulta inevitable plasmar aquí ese decálogo, no con el ánimo de dar consejos a nadie ni de revelar lo que ellos ya bien saben que conviene a los intereses actuales de la nación (y, por cierto, a la muy aconsejable pervivencia del propio Gobierno), sino buscando, simplemente, el acuerdo o el desacuerdo con el amable lector. Es ese, ni más ni menos, el papel del analista político ¿o no?

Bien, pues este es mi decálogo. Táchese o añádase lo que convenga o no convenga.

1.-El presidente del Gobierno debe comparecer una vez a la semana ante el Parlamento y una vez al mes ante los medios de comunicación para detallar la marcha de las grandes reformas del Estado.

2.-El Gobierno debe velar por la imparcialidad y calidad de los medios de comunicación públicos, buscando el consenso y la participación de todos, huyendo de cualquier tentación de sectarismo y de manipulación a favor de unos determinados mensajes y fomentando el debate. Esta idea, fomentar los debates, no puede reducirse solamente a los medios de comunicación, sino también a las Cortes y a los parlamentos autonómicos. Por ejemplo, ha de recuperarse, bajo el nuevo prisma, el debate sobre el estado de las autonomías en el Senado.

3.-El presidente del Gobierno debe invitar al líder de la oposición a participar, mediante un pacto que dure dos años, en las tareas reformistas, incluyendo el diseño de la política exterior, la seguridad interior, las reformas legales y económicas pertinentes y el ‘adelgazamiento’ del Estado en todo aquello que no afecte al nivel conquistado de bienestar de los ciudadanos.

4.-El Gobierno, con el apoyo de los grupos parlamentarios, debe poner en marcha una comisión independiente, auspiciada desde el Consejo de Estado, para estudiar, en el plazo de seis meses, una reforma constitucional que incluya el Título VIII sobre el funcionamiento de las autonomías, la normativa electoral, y la actualización de las disposiciones e instituciones (la Cámara Alta, por ejemplo) que han quedado obsoletas. Integrarían esta comisión los ex presidentes del Gobierno, ex miembros de instituciones, ex ministros, juristas de prestigio y expertos que se consideren necesarios, a juicio de la presidencia del Consejo de Estado, para el desempeño de esta fundamental misión.

5.-El presidente del Gobierno debe anunciar cuanto antes una remodelación ministerial enfocada a este nuevo espíritu reformista y que dé salida a los ministros más desgastados por el ejercicio de estos ocho meses atípicos: algunos de estos ministros han cumplido ya su misión inevitablemente ‘antipática’ ante la sociedad y han perdido ya buena parte de su credibilidad por los continuos vaivenes políticos y económicos derivados de las exigencias europeas y de los mercados. Esta remodelación podría incluir la entrada en el Ejecutivo de figuras independientes de prestigio e incluso de miembros de otros partidos, también, si posible fuera, de los nacionalismos moderados.

6.-El Gobierno y la oposición acentúan el papel de la Corona como moderadora de las relaciones internas y como impulsora de las relaciones exteriores, que deben intensificarse en todos los ámbitos, de manera que la presencia de España sea mucho más relevante.

7.-A estos efectos, el Gobierno debe intensificar las relaciones públicas y la acción de lobbies, empleando los medios necesarios para la promoción interna y externa de la ‘marca España’ y de la voluntad reformista de la nación.

8.-El Gobierno debe concluir cuanto antes la tarea legislativa pendiente en lo que se refiere a la promoción del empleo, dando luz verde, previa consulta a los sectores implicados (organizaciones de autónomos, por ejemplo), a la tan postergada Ley del Emprendedor. Ha de cundir la sensación de que este Ejecutivo, o el que venga, no se ocupa solamente de unos recortes que llegan exigidos desde el exterior, sino de que la prioridad está en crear nuevos yacimientos laborales a la luz de una mentalidad revolucionaria en cuanto a la esencia del empleo: sin autónomos y sin emprendedores no se reducirán las listas de parados.

9.-El Gobierno tiene que fomentar la participación de la sociedad civil en las propias tareas de representación de los ciudadanos. Por ejemplo, evitando las ‘ocurrencias’ unipersonales en materias educativa, sanitaria, cultural o en el ámbito de la Justicia, y acudiendo, por el contrario, a la consulta con los sectores afectados. También acudiendo a la consulta popular en aquellas cuestiones en las que la sensibilidad social lo aconseje: es conveniente normalizar el uso del referéndum, sin sacralizarlo ni tampoco banalizarlo.

10.-La puesta en marcha de este plan reformista debería ser la celebración de un debate sobre el estado de la nación, ya en octubre y después de que el presidente del Gobierno recibiese en La Moncloa a los líderes parlamentarios, autonómicos, sindicales, de la patronal y de los sectores sociales y profesionales más representativos en busca de un amplio consenso sobre los temas más espinosos de las reformas.

Ni siquiera estoy seguro de que la puesta en marcha, en todo o en parte, de este decálogo, o de otros similares que sin duda se le ocurrirán a usted, amable lector, sirviese para solucionar los problemas inmediatos que aquejan al país. Pero sí estoy convencido de que el estado anímico de la ciudadanía, hoy tan decaído, se animaría bastante y los niveles de confianza en nuestros representantes políticos crecerían notablemente. Y ese, acabar con el nacional-pesimismo que nos está corroyendo, es el ingrediente básico para iniciar la reconstrucción moral y hasta económica de este gran país nuestro. Hay que comenzar por dar la vuelta a las encuestas, no en lo que se refiere a la intención de voto –lo que, a mi juicio, es ahora secundario–, sino en lo que reflejan de la (pésima) opinión ciudadana sobre la capacidad de sus representantes, figuren estos en el Gobierno o en la oposición.

fjauregui@diariocritico.com

7 respuestas

  1. Le apuesto Sr. Jáuregui, que Rajoy hace justo lo contrario o casi (es decir nada) a lo que usted propone.

  2. A Kroker:
    No puedo aceptar esa apuesta, porque, amigo Kroker, va a tener usted, ay, razón, como tantas otras veces.

  3. Me ha hecho mucha gracia el punto Nº 2. ¿Ha visto Telemadrid, perdón quise decir TVE ultimamente?

  4. Lo que no harán, querido Sensei, es abolir partidos, ideologías,Senado,
    Diputaciones, CCAA, Congreso de más de 50 o 52 diputados-no recuer-
    do cuántas provincias tiene España-, sueldos y pensiones a ex-lo que
    sea, asesores a centenares-que si hacen falta, pues que gobiernen los
    asesores-y, con todo ese ingente montón de pasta, que pongan a tra-
    bajar en la limpieza y acondicionamiento de nuestros montes y, como
    bien reclama G.K.,que doten a todas las provincias de los medios nece-
    sarios pa

  5. ra que la respuesta a cualquier declaración de siniestro flamígero sea,
    al menos, un poco más rápida y eficaz…perdón, debe ser cosa de la e-
    dad; con que pongan a trabajar… me refería a los parados.

    En otro orden de cosas:¿Han pensado las dos catervas en el daño que
    le van a hacer a la economía española prohibiendo los eventos tauri-
    nos en la C.A. de Cataluña y en la C.A. Vasca-me niego a llamarla País
    Vasco, y creo que todos deberíamos hacer lo mismo-?

    Se van a perder miles de puestos de trabajo, afluencia de turistas,días
    de ocupación hotelera y España no está para eso…aunque a ellos, eso
    les importa una mierda, ellos no son-según ellos mismos-España.

    Yo, del Gobierno de turno, les haría una proposición: Si tanto odiáis lo
    Español y a España, vale, os damos la independencia pero sabed que,
    para entrar en España, necesitaréis pasaporte y visado, todos vues-
    tros negocios e inversiones serán nacionalizados, así como las propie-
    dades, edificios, etc., pasarán a ser de titularidad nacional española y
    la contínua sangría económica que hacéis a España, ipso-facto,se aca-
    bará para siempre. Es de locos que por una parte estén pidiendonos
    dinero y, por la otra, con la cara verdadera de la moneda, renegando
    de España, porque la otra cara, la que pide el dinero, es la falsa.

    O sea que, entre Urkel y las catervas, apañados vamos los españoles
    con semejantes socios. Entre el de la mosca bajo el morro y Su Alteza
    Imperial Artur Mas Iº, Emperador de todas las Cataluñas, aviáos va-
    mos todos y si le añadimos a RubalcaVatumbas, ¡¡buff!!….

    Bueno, querido Sensei, dejo el testigo a gente con más enjundia y en-
    tendimiento que yo en estos asuntos. Que conste que, lo que yo digo,
    lo hago bajo la perspectiva de mi ya longeva edad y de la cantidad de
    centenares de miles de kilómetros alrededor del mundo que he hecho,
    en mi larga vida,intentando llevar la música a todos los que me han i-
    do a escuchar.

    Saludos a todos los componentes de este foro y que paséis un mag- nífico verano.

  6. A María:
    No, mis vacaciones incluyen no ver las teles. Pero como quiera que me parece que he perdido mi colaboración en 24 h — creo que todos los tertulianos que participa(ba)n la han perdido- y me voy enterando de lo que me voy enterando, creo que ese punto 2 está más justificado que nunca. Y quizá sea el menos posible de todos, fíjese, que ya es decir. País…

  7. Me suelo equivocar mucho Sr. Jáuregui, a veces más de lo que yo quisiera, pues las canas y los años, no dan sabiduría, pero si experiencia, y solo con ésta a veces no se acierta. El otro día decía que a ver si lo que nos sobraba a los canarios era precisamente España, craso error, quizá lo que nos sobre son muchos canarios que van de listillos por el mundo o de sobrados, y después pasa lo que pasa. Ahí tenemos a ese presunto delincuente (librado de los tribunales por la prescripción de sus delitos, no porque no los hubiera cometido) JOSÉ MANUEL SORIA, metido en la mayoría de los negocios turbios (ayer de turbinas y mega turbinas, hoy de repsoles y petróleo) del Archipiélago, y flamante y flameante (cual antorcha a punto de carbón asturiano) Ministrillo del asunto. O ese personaje que se cree que canarias es poco más que el Suazal (del cual sigue siendo señó arcarde o mencey a gusto nacionalista), Rivero, alias Paulino. De todas maneras, Cañete, el Arias, se ha coronado o mejor doctorado en imbecilidad. Este rollizo ministro (le viene bien lo de agricultura y demás del ramo), en lugar de usar el cerebro, si es que lo tiene y callarse en lugar de soltar mentiras y burradas por ese piquito de oro que la naturaleza le dió, se dedica a intoxicar a todo el mundo y a tratar a las gentes de estas tierras como si fuéramos tontos (en la bajadita de las elecciones te esperamos cara papa). Pero bueno, que podemos esperar de esta pandilla de incompetentes de los que se ha rodeado el incompetente mayor del Reino, maese Rajoy. Ya por la gestión del Prestige, sabíamos de la sapiencia de este fulano, pero claro, con el cabreo monumental de la peña con Zapatero (otro imbécil de primera división), la victoria estaba cantada, y en esas estamos.
    Pero dicho esto, a lo que íbamos; Rajoy no hará nada, sencillamente porque no sabe lo que tiene que hacer y basta que alguien le diga que haga algo, para que salga con todo lo contrario. Ahí tenemos a todo el mundo diciendo, ¿pero cómo es posible con la que está cayendo que se vaya de vacaciones?, pues el personaje no hace otra cosa que irse más días de vacaciones (toma dos tazas). Lo de los 400€, es que no le queda otra, sabe que está jugando con fuego y el estallido social que eso produciría, sería impredecible. Muchos personajes que viven de las prebendas y sueldos del partido o tienen algún enchufillo, dirán que eso le está bien empleado a los vagos esos parados, que no se mueven a buscar trabajo, la pregunta es: ¿Qué trabajo?. De seguir así, ya no solo no habrá empresas, ni emprendedores; pero la culpa después de todos estos meses será del ZP; y dentro de un año también y dentro de dos seguirán hablando de la herencia recibida, como si ellos no fueran o fuesen los principales culpables de la situación. El desbordamiento económico de la Nación, no es solo Andalucía, son también el resto de las CC. AA. Gobernadas por el PP, que ocultaron sus datos y engañaron, a todos menos a los sabuesos de la UE.
    El PP es no solo copartícipe de la situación, es un COOPERADOR NECESARIO, y como tal, sería desde un punto de vista penal, igual de responsables que los autores, e instigadores. Sabían cómo estaba España, y además querían que las cosas cuanto peor mejor, sino qué sentido tiene la frase de Montoro; ahí quedaron retratados: “dejemos que España se hunda que ya la levantaremos nosotros”, aquí queda retratada la bajeza moral del personaje. Y estos son los que nos mandan, que no gobiernan.

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