Artículo para la revista ‘Informadores’ de la APEI-PRTVI

Un mensaje desesperado para una revista del sector:

ESTO YA NO ES UN NEGOCIO

Fernando Jáuregui (*)

Todo está saltando hecho pedazos. Al mundo de la comunicación, me refiero. Yo siempre digo que esto ha dejado de ser negocio, que los profesionales que vivían, vivíamos, de esto hemos pasado al capítulo de lo precario. Que la independencia informativa, que tanto tiene que ver con la independencia financiera, es ya imposible.

Y usted, querido lector, me dirá que siempre andamos con la misma queja los chicos de los medios: todo va mal, repetimos, la independencia informativa y la libertad de expresión son cada día más precarias. Puede que algunas veces exageremos. Pero esta vez va muy en serio. Al sector de la comunicación le afectan tres fenómenos que no se los salta un pura sangre. El primero es el tecnológico; ningún sector está sometido a una tal revolución, tan constructiva/destructiva. Una revolución que nadie sabe en qué parará dentro de dos años, y que está afectando muy seriamente a la prensa de papel, a los digitales, a los audiovisuales y a la propia concepción de lo que es noticia y de cómo hay que contarla.

El segundo fenómeno es el económico: la publicidad no da para abastecer todos los medios que están saliendo continuamente a la luz, el anuncio convencional ha muerto y hay que buscar nuevos formas de sobrevivir. Al tiempo, cada día aparecen más medios ‘pequeños’ impulsados por periodistas que o han perdido su trabajo por la crisis o han salido del mercado de trabajo por razones variadas. La publicidad convencional, el ‘banner’, ya no interesa a unos anunciantes que tienen que optimizar al máximo sus decrecientes recursos para marketing.

El tercer fenómeno es puramente social y resulta obvio: todo está cambiando a mucha más velocidad que los planteamientos empresariales y profesionales de los medios. Simplemente, los comunicadores, periodistas, empresarios del sector, no entendemos qué es lo que quieren los jóvenes que llegan y pasan ampliamente del papel, de los telediarios, de los informativos de radio…y de los propios periódicos digitales, adalides de una modernidad que no es tal, porque ya están sobrepasados por otras nuevas irrupciones. Y ese desconocimiento, junto con el empleo desde los medios de un lenguaje que los jóvenes no comprenden, me parece que está en la base de la separación de los medios ‘clásicos’ –entre ellos el mío, digital, que ahora cumple diez años—y las nuevas generaciones.

Por otro lado, los periodistas nos hemos constituido en una casta, que solamente habla con otros periodistas, con políticos, con representantes de instituciones y, como mucho, con dirigentes de empresas del Ibex. Malamente podremos, así, controlar una realidad instalada en otros parajes. Y esto lo digo con la perspectiva de quien ha visto cambiar su vida gracias al contacto, durante casi ya dos años, con emprendedores, con estudiantes, con pequeños empresarios: gente que toca el suelo con las manos, cuyas pretensiones está muy alejadas del paso por las urnas, de los mandatos sindicales y de las corruptelas políticas. Me he distanciado de la casta y me he dado cuenta del error tremendo que estamos cometiendo los periodistas como colectivo: ya no entendemos el lenguaje de la calle.

Así que ya digo: esto ya no es un negocio, y está dejando de ser pasto para el ocio sano de otros. Es imprescindible que los profesionales de la comunicación asumamos que hemos entrado en una nueva era, en la que casi nada de lo que estaba va a permanecer mucho tiempo. Y que ya nada va a ser lo mismo que antes, así que más vale que vayamos imaginando nuevas formas de comunicar(nos) con nuestros teóricos interlocutores, que son los ciudadanos y no los representantes de los ciudadanos. Es decir: tenemos que reiventar esta profesión, quizá la tercera más vieja del mundo, llamada periodismo.

fjauregui@diariocritico.com

4 respuestas

  1. Que el mundo de la comunicación está saltando hecho pedazos es cierto por, entre otros, los motivos que cuentas, pero creo que el problema esencial de los periodistas en España es que han equivocado los papeles. En los últimos años, muchas «estrellas» del periodismo patrio (pedrojotas, ansones, buruagas, marhuendas, losantos, urdacis, onetos, delpozos, miralles, etc.etc..) han querido y quieren ser los protagonistas del cuento cuando en realidad su misión era y es únicamente contarlo. Han jugado a ser los reyes del mambo cuando realmente eran y son unos lacayos al servicio de los mas poderosos (que no eran ni lo son ellos pese a que así lo creían y así lo creen) Ellos han degradado muy seriamente la imprescindible para el sistema democrático profesión de periodista. Y así nos va..

  2. Sobre el tema económico, disculpe, pero ¿ha leido las estadísticas de inversión en publicidad en Internet en los últimos 8 años? crecen, pese a la crisis sigue creciendo la inversión en publicidad online.
    Quizás su visión se deba exclusivamente a que como usted dice, «no entendemos» todo está cambiando a mucha más velocidad que los planteamientos empresariales y profesionales de los medios.
    Claro que es mejor quejarse que buscar soluciones.

    Saludos

  3. A Angel:
    el tema daría, sí, para mucho. Quizá los periodistas, muchos periodistas –no todos– estemos perdiendo el norte, creyendo que somos los encargados de hacer la democracia, no de contarla.

    A Pedro.
    Quien suscribe es un paciente pequeñísimo empresario de la comunicación y sabe de lo que habla, aunque no sea capaz de predecir hacia dónde va este tren descontrolado. Yo, al menos, lo admito

  4. Como casi siempre, mi querido Ángel, dando en la diana. No entiendo por
    qué hay tanto «estrellit@» en las distintas profesiones en las que no habría
    que encontrar ninguna; las únicas profesiones que necesitan estrellas, son
    las artísticas y, sin embargo, salvo excepciones, son las que menos astros
    tienen-me refiero a artistas de verdad, no esa chusma que pulula por tv-en
    sus filas; hay periodistas-y no te incluyo,querido Sensei-que dan verdadera
    pena y vergüenza ajena; los hay, como FJL, que se regodean y regocijan
    escuchando su voz y cabreándose con el que le lleva la contraria;PJR, que
    es la sentencia andante y parlante y/o JA que pone esas expresiones de crio
    listillo que hace las preguntas dando a entender que «t’he pilláo»; lo mismo
    que en la política, hacen falta señores instruídos e imparciales, que no miren
    su trabajo bajo óptica ideológica de ningún tipo y que, sobre todo, sean una sola cosa, aparte de preparados e instruídos: HONESTOS con ellos y
    con los demás; yo creo que, ahí, se solucionarían casi todos los problemas.
    Un saludazo a ambos de Corbmarí.

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