Decir, como he dicho, quizá equivocadamente (lo mismo me podría haber callado), que puede que sea mejor que se celebre la asamblea dichosa de la dichosa Batasuna, en lugar de prohibirla para que, total, acaben realizándola clandestinamente, me ha generado no pocos problemas: compañeros que me recriminan mi actitud /disidente/, oyentes de la radio que, simplemente, me insultan…Una querida compañera llegó a decirme, por la radio, que da la impresión de que estoy alineado con Batasuna. Qué barbaridad, cuánta miopía.
No sé si la actitud del Gobierno es la de tratar de permitir que Batasuna celebre su congreso, en el que, presumen los de Zapatero, puede que se diga alguna cosa que suponga un avance sobre lo que hay ahora en el camino de la paz. Me parece que a Zapatero no le hace muy feliz toda la polémica, a veces atizada hasta llegar a decir que ha sido el presidente del Gobierno quien "ha sentado a ETA en el Parlamento vasco", o que "chalanea" con ETA. Es injusto: ZP lo que es es blando, y carece del valor necesario para decir que más vale tolerar, con las aplicaciones específicas de la ley que se quiera, que Batasuna se reúna, que acabar permitiendo que lo haga en medio de golpes, carreras policiales y presumiendo de que han tenido que pasar a la clandestinidad porque se les reprime. Y, encima, volviendo ellos a sus primigenias posiciones duras e irracionales, que algunos en esa coalición ilegal ahora piensan en ir superando.
Siento muy escasa simpatía por Batasuna. Me parecen, simplemente, muy poco democráticos, y prefiero no referirme a sus connivencias o cercanías con los asesinos de ETA. Pero si hay oportunidades para la paz, abramos las puertas lo necesario. ¿La ley? La ley, en este caso, puede entenderse de varias maneras, y si el fiscal general del Estado ha actuado como lo ha hecho ha sido por las presiones ambientales; bien claro ha quedado lo remiso que ha sido a lanzar una tímida prohibición. Y el Supremo también ha preferido quitarse de encima la patata caliente. Y muchos jueces, excepto grande-Marlaska. Ojo, porque el tema es polémico, y el Estado de derecho se defiende de muchas maneras. Con el palo y con la zanahoria. Y se equivoca mucho quien piense que el fin de esa pesadilla que se llama ETA se va a lograr solamente con policía, policía, policía. A mí me gustaría morirme viendo a mi querida Euskadi libre de ese horror, que es el horror de todos nosotros. Y, para lograrlo, tendremos que tragarnos algunos sapos.
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