Bienvenido, míster X, adiós, míster periodista

Siempre creí una simpleza decir que las redes sociales, o que la Inteligencia Artificial, van a quitarles el trabajo a los periodistas. Quienes nos quitan el trabajo son los que se amparan tras las redes o tras la IA para eludir el trabajo que los informadores deben hacer. Y así, la desintermediación, ese fenómeno que hace que los políticos, los empresarios, algunos artistas y más de un futbolista se comuniquen con ‘su’ público obviando la molesta intermediación de los periodistas, que somos esos tipos que hacen preguntas incómodas, está, poco a poco, acabando con la profesión.

A menos que de alguna manera nos rebelemos, claro.

Lo digo porque me parece peligrosa esa tendencia de nuestros próceres a utilizar Twitter (perdón, X) para comunicarnos sus pensamientos o la falta de ellos. O que el presidente del Gobierno, que ya se escapó de hacer la tradicional rueda de prensa de fin de curso, alegando que está en funciones, nos haya regalado apenas un vídeo para comunicarnos que tratará de dar forma a la ‘mayoría social’ que, según dice, es lo que quieren los españoles.

Claro que tampoco es que Alberto Núñez Feijoo haya estado muy explícito desde que ganó/perdió las elecciones del 31 de julio: solamente sus emisarios, por cierto muchas veces contradiciéndose, han llenado los titulares. De la hostilidad de Abascal y de ciertos miembros de Podemos hacia los medios de comunicación ya ni hablamos, claro.

Y así, la sociedad sigue sin enterarse cabalmente de qué es lo que, en aras de lograr adhesiones para una investidura, se está negociando con nocturnidad, agostidad y alevosía respecto a nada menos que una redefinición territorial, como exigen los separatistas catalanes. O sobre la amnistía que pide Junts, o sobre el referéndum de autodeterminación que ahora también pide Esquerra o sobre algún sucedáneo que alguien se saque de la manga para asegurar que no se aparta de la Constitución a la hora de las dádivas.

Todo se construye con verdades oficiales proclamadas desde pulpitos inaccesibles a las preguntas y, más aún, a las repreguntas. Y así es como se construyen las ‘fake news’ que los medios muchas veces aceptamos mansamente: ni lo de Sánchez y los veinte partidos que le apoyarían para una investidura es una ‘mayoría social’, sino una jaula de grillos, ni lo del PP y Vox constituye ‘centro derecha’ alguno, porque meter al partido de Abascal en cualquier definición centrista es como proclamar a Unai Sordo ‘encorbatado del año’. Una falacia.

Y en esas andamos: con ‘instagrammers’, youtubbers, tuiteros anónimos, ibaillanos y pijasyquinquis, todos sin duda muy valiosos, asumiendo el papel de informar a la sociedad de lo que (no) pasa, porque lo que realmente pasa se inscribe en lo que una ministra dijo a un informador demasiado inquisitivo: «estoy segura de que usted comprenderá que no le cuente nada sobre las negociaciones, ¿verdad?». Hombre, habida cuenta de que esas negociaciones tienen lugar con alguien calificado hace dos semanas como el enemigo público número uno del Estado y que se trata de rediseñar la política de financiación de nuestras autonomías, de modificar nuevamente nuestro Código Penal , de repartir quizá arbitrariamente los dineros y de sortear por vericuetos ignotos la Constitución, creo que la ciudadanía no tiene por qué comprender que no le cuenten nada.

Pero así estamos: en la opacidad –de nuevo ha sido Marruecos quien ha madrugado a la Secretaría de Estado de Comunicación para informar de que Pedro Sánchez se iba de vacaciones al país vecino, cuando extraoficialmente se había dicho que estaba en La Mareta–, en el retorno a las ruedas de prensa sin preguntas, o con preguntas tan limitadas y respuestas tan inverosímiles que ya ni siquiera te quedan ganas de intentar repreguntar, a ver si sacas algo en limpio.

Mísrer X, que sustituye al pajarito al que estábamos acostumbrados, la impenetrabilidad del vídeo y la frivolidad del ‘periodismo espectáculo’, que poco tiene que ver con el periodismo, van a acabar con el concepto más sacrosanto de la información: noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique, lo demás es publicidad. Welcome, míster X. Y ya se sabe que la X significa lo misterioso, lo oculto. Es la época que nos va tocando vivir, me temo.

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