Sí, siempre nos quedará Uganda.Increíble, pero cierto: una resolución denunciando la homofobia en Uganda fue una de las escasas que obtuvieron aprobación unánime tras el debate sobre el estado de la nación. Siempre nos quedará Uganda en este país alicorto, incapaz de grandes vuelos políticos, que se mira el ombligo y que concede más importancia al por otra parte intolerable ‘affaire’ de los coches horteras de Pujol Jr. o a si Rajoy y Cospedal se abrazan en Sevilla que a las cesiones de Europa en sus obligaciones. Y eso sí que puede resultar peligroso, cuando el terrible Putin, a quien ni me atrevo a nombrar, empieza a marchar a su libre albedrío sobre una Ucrania cautiva. Maaadre mía…
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