A algunos, este premio de ‘Capitán de la democracia’ les ha parecido –lo digo por algún comentario recibido en Diariocrítico– una broma. A mí, la verdad, me honra. La noche comenzó con la reproducción de ‘Grándola, vila morena’, un recuerdo de lo que ocurrió en Portugal hace ya cuarenta años (allí empecé yo a ser de verdad periodista); bastantes amigos acompañaron la cena y la entrega de placas a los galardonados este año. ¿Era un acto de la izquierda militar, como me dijo un amigo general, que no está, desde luego, en el foro premiante? Da igual a quien, como yo, ya no cree en estas disgregaciones. ¿A quién le disgusta que se acuerden de uno para bien? Gracias, Fernando Reinlein, compañero del alma, compañero. Y a todos los demás, claro. Y enhorabuena a los otros premiados, mejores los tres que yo.