Carta demasiado abierta a Carolina Darias

Estimada nueva ministra de Sanidad:

Me atrevo a escribir esta carta pese a que no nos conocemos y poco se ha sabido también de su ejercicio en el cargo de ministra de Política Territorial y Función Pública, que ejerció usted durante un año no sé si con acierto, pero al menos se sabe que sin demasiado ruido, lo que no es poco en los tiempos que corren. Pero si Salvador Illa deja –y no todo es culpa suya, obviamente—un Ministerio de Sanidad sumido en las más negras pesadumbres, en pleno repunte de los contagios y con alarmante falta de vacunas, lo cierto es que el Ministerio que usted abandonó este miércoles igualmente no parece haber sido pródigo en logros, y conste que tampoco la estoy culpando a usted: el sistema autonómico funciona, desde hace muchos años, de manera algo cojitranca, la reforma de la Administración Pública duerme el sueño de los justos en algún cajón olvidado ya desde Mariano Rajoy y la coordinación autonómica es, simplemente, casi inexistente, como se está comprobando en estos tristes tiempos de la pandemia.

El balance de los dos ministerios que han cambiado en el último Consejo de Ministros ha sido, en el caso de Sanidad, que el señor Illa se ha marchado en medio de un aluvión de críticas, no siempre justas, y usted deja en manos de Miquel Iceta un Departamento del que la gente de la calle –ayer escuché, confieso que dibvertido, una demoledora encuesta callejera al respecto en Onda Cero—saba nada o menos que nada. Y que, sin embargo, a mi entender es muy importante para vertebrar España, cosa que espero que el señor Iceta, buen político pero, claro, inclinado en demasía hacia Cataluña, sepa hacer equilibrada y hábilmente.

A usted le toca la parte del león: combatir un virus que nos está ganando y desmoralizando por completo. No sé si su jefe y nuestro presidente, el señor Sánchez, habrá entendido que el combate que se espera que gane el Gobierno no es el que libra una parte del mismo contra la otra parte, ni contra la oposición, ni contra los españoles cabreados, que unos cuantos hay: al Gobierno, y a usted como punta de lanza del mismo, le reclamamos que gane la guerra contra el virus. Y eso exige coordinación, talante, talento y…credibilidad. Que es lo que más le ha faltado a la ‘etapa Illa’. Déjeme, a este respecto, que le transmita, porque es mi oficio, una voz muy extendida en la calle: cambie de puesto al doctor Fernando Simón. Su crédito como portavoz sanitario se ha extinguido y ya ni siquiera hacen gracias sus camisas arrugadas y su despeinado que envidiaría el mismísimo Boris Johnson.

Usted debería, entiendo, liderar una comisión interministerial en la que se integrasen desde Economía hasta Exteriores, pasando por Turismo, Trabajo y quizá algún otro. Porque ya no se pueden separar las responsabilidades de luchar contra el Covid de las de planificar cómo será el futuro pospandemia en los planos económico, político y moral: de esta no solo no salimos más fuertes y unidos, sino que andamos más bien tocados, débiles y a la greña por un quítame allá esta vacuna, que ahora es el bien máximo.

Se va usted a transformar, señora Darias, de ministra casi desconocida en el rostro que más va a aparecer en la pequeña pantalla. No se envanezca, porque la popularidad, y más en España, es veleta tornadiza que hoy te halaga y mañana, si lo haces mal, te crucifica. Yo, personalmente, y por la cuenta que me trae, le deseo todos los éxitos del mundo. Y pare eso ya le digo: creo que la gente está requiriendo un cambio de timón en su Ministerio, porque el barco anterior ha salido achicharrado del lance. Y con él, nosotros todos.

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