Celebrando, es un decir, el 15 aniversario de estos ‘cenáculos y mentideros’

***MI ÚLTIMO LIBRO, EL LIBRO DE MI, DE NUESTRA, DE VUESTRA, VIDA****

(en estos años me ha ocurrido de todo: desde conversar con los ‘chalecos amarillos’ frente, ay, a Notre Dame…)

(hasta impartir un seminario en la Universidad Autónoma de Barcelona, de la que, claro, acabaría siendo expulsado, porque no hablaba en catalán, ni hablaba de ‘lo conveniente’)
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DE MI ÁLBUM:

ALGUNAS IMÁGENES RETROSPECTIVAS, EN PLAN ‘REVIVAL’

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Hace quince años, junio de 2005, inauguraba este blog. Dedicaba mi primera entrada a Manuel Fraga, que estaba saliendo de la Presidencia de la Xunta de Galicia, su último cargo ‘importante’: «Inauguro este pantano hablando de una de mis obsesiones: Fraga. Se nos ha ido. ¿De qué vamos a escribir ahora los viejos rockeros? Fraga representa lo peor del pasado, pero también algo de lo mejor: es uno de nosotros, ya que no de los nuestros», escribía yo. Fraga no moriría hasta 2012, y sus últimos siete años tuvieron algo de heroico y algo de patético, aferrado a su escaño de senador y refugiado en su siempre irascible carácter.

¿Quién se acuerda ahora de Fraga? Repaso los contenidos de estos quince años de ‘cenáculos y mentideros’ y me doy cuenta de que una buena parte de la mejor y la peor Historia de España se encuentra aquí, en este blog, en el que. con bastante puntualidad y constancia, he ido volcando comentarios, vivencias y, sobre todo, los contenidos de mis columnas enviadas antes a OFF the Record, de la agencia Europa Press, donde colaboro desde 1998, casi nada. También percibo, en este repaso, que cosas que en su momento parecían tan importantes han quedado, como el propio Fraga, olvidadas por el paso frenético del tren del tiempo. Pero ahí están: son eso, historias que contribuyen a forjar la Historia. Esa trepidante Historia de este país nuestro, tan dinámico, tan inquieto, a veces tan desgraciado, casi siempre tan afortunado.

Ahora, coincidiendo con el aniversario de este blog, que, como todos los blogs, ha quedado superado por las redes sociales, por otro tipo de webs más dinámicas, he puesto en orden mis recuerdos, mis experiencias, y he escrito el libro que más me ha costado parir de los casi cuarenta que llevo publicados solo o en colaboración. Lo he llamado ‘La Ruptura’, porque es eso: el testimonio de todo lo que se nos ha roto, el ‘juancarlismo’ y el ‘espíritu del 78’ hechos pedazos, y la incertidumbre ante lo que nos viene. Una ruptura total derivada no solo de la pandemia, ni siquiera del primer Gobierno de coalición, este ‘Gobierno de progreso’ formado el pasado 13 de enero: la ruptura, como explico en el libro, venía forjándose ya desde mucho antes. Incluso desde antes de la abdicación, en situación precaria, junio de 2014, de un Juan Carlos I que se nos desmoronaba (y la que le viene encima, pienso…).

Por primera vez en mi vida, me voy a dedicar en cuerpo y alma a difundir este libro, que es una parte muy importante de mí. Y pienso dedicarlo, y dedicarme, a las nuevas generaciones de periodistas, y a las no tan nuevas también, promoviendo una reflexión sobre el periodismo que nos viene en estos no tan felices años veinte: será un periodismo menos presencial, menos de papel, quizá menos libre, acaso peor, ya veremos. Nada saldrá indemne de este confinamiento, de este terror colectivo, del arrebato de nuestras libertades dizque por nuestro bien. No sé qué saldrá de todo ello: he llegado a una altura de mi vida –dentro de menos de dos meses cumpliré los setenta– en la que solamente me queda combatir de verdad por lo que creo. Y una de las cosas en las que más creo es en la libertad de expresión. Y en que hay algo en todo esto que nos sucede que no me gusta. Y, claro, es demasiado tarde para callarme. Por eso este ‘La Ruptura’, que, para mí, es algo más que un libro, más que un auto regalo de cumpleaños para quien tenga la bondad de seguirme en esta última peripecia.

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