Ojo, que por aquí van algunos de los tiros que se disparan entre pasillos:
Carme Chacón, la ministra de Defensa, ocupa estos días mucho espacio en la rumorología de cenáculos y mentideros. Desde que ella misma, no me cabe duda de que sabiendo muy bien lo que decía y cómo se iba a interpretar, declaró que España está madura para tener una mujer en la presidencia del Gobierno, la cosa está que arde; ¿Planea Zapatero, como alguna vez se ha dicho, colocar su sucesión en manos de esta ministra, joven, catalana y bien relacionada en los parajes de los diversos socialismos?
El mismísimo president de la Generalitat catalana, José Montilla, atizaba algo el fuego este miércoles, al proclamar ante los micrófonos en un atiborrado Foro Nueva Economía, que el futuro de Carme Chacón es “esplendoroso”. “Nuestra sociedad está preparada para que una mujer ocupe cualquier cargo”, dijo el president de la Generalitat, también sabiendo perfectamente de qué van estos juegos de los titulares informativos.
No me extraña, pues, el acoso periodístico que la ministra tuvo a la salida de este desayuno. Chacón es, tras Pérez Rubalcaba, la mejor valorada del Gobierno en las encuestas de opinión. Hay ‘algo’ en el ambiente enrarecido y nervioso de la politología nacional que hace que se hable mucho de ‘post zapaterismo’, palabra de moda con razón o sin ella. Porque yo no sé si estamos entrando en una era en la que hay que pensar en el delfín de ZP; tal vez algunos estén vendiendo la piel del oso aún no cazado. Pero sí sé, por poner otro ejemplo, que alguien tan significativo en la familia socialista como el ex ministro de Interior y Justicia y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, aseguró este martes, en el programa radiofónico de Luis del Olmo, que Zapatero podría anunciar que no vuelve a presentarse al cargo y designar un sucesor en función de los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo; unos resultados que todos saben que se prevén entre malos y pésimos para los socialistas. Un sucesor “o más probablemente una sucesora”, agregó Belloch. “¿La ministra Chacón?”, aventuró Del Olmo. Belloch asintió.
Claro: puede que todo esto no sean sino correrías en la familia socialista, donde otros nombres de posibles sucesores -si es que de sucesión estamos hablando- corren como liebres por los pasillos del poder. También lo dijo, en su comparecencia citada de este miércoles, ante la avalancha de preguntas recibidas en este sentido, el mentado José Montilla: hay que tomarlo como un juego. ¿O no?
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