Oiremos hablar no poco de la legalización (o no) de Bildu. Pero creo que hay que tener en cuenta la primacía del Estado de Derecho y de la ley, y no las consignas de la oposición y de algunos medios, que ‘exigen’ al Gobierno la ilegalización, al margen de cualquier otra consideración. El Gobierno pedirá hoy o mañana la ilegalización de todas las candidaturas de Bildu, sabiendo que no hay margen legal para lograrlo; es una cuestión de imagen. Y lo más probable, creo, es que el Tribunal Supremo acabe denegándola. Al fin y al cabo, ya con Sortu se evidenció una fractura entre los magistrados de la Sala 61.
El PP también lo sabe. Pero ni el Gobierno explica bien las cosas –ni Rubalcaba, ni el ministro de Justicia, ni, desde luego, ZP lo hacen– ni el PP qiere renunciar a hacer electoralismo con estas cosas. Y, así, parece que ambas partes levantan cortinas de humo a base de sacudirse –cuántas veces he pensado en el duelo a garrotazos de Goya– con balas de sal gora y trazo grueso, pensando quizá que los ciudadanos somos completamente tontos. En fin…
Creo que hay que decir que se fuerzan las cosas contra unas leyes mejor o peor hechas (el despiste del Tribunal Constitucional en cuanto a remisión de penas fue mayúsculo), pero leyes en vigor al fin. Y me parece que ni habrá margen, ley en mano, para alejar a Bildu de las urnas este mes de mayo, ni se podía haber vigilado a Troitiño (aunque un discreto seguimiento…en fin) ni, probablemente, hay ya base legal para retener a Otegi en prisión. Sé que a nadie le gusta oir esto, pero es la verdad, y de poco sive ocultarla entre el griterío enfurecido.
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