Bueno, ya ha hecho su primera crisis –minicrisis, en realidad– Zapatero, y lo ha hecho obligado por el deseo de Bono de marcharse. ¿Averiguaremos algún día la verdad de esta salida? A mí me parece que no es tan normal una espantá de este tenor. Explico algunas claves en un artículo en diariocritico. Nos falta algún dato sustancial: ¿qué pasó en la tarde-noche del jueves, cuando Bono fue a Moncloa por segundo día consecutivo? Que Bono era un disidente interno estaba ya claro. Que podía seguirlo siendo tranquilamente, también. Que María Jesús San Segundo no funcionaba como ministra, patente. Que así podría haber continuado más tiempo, como la titular de Vivienda o el de Industria, está claro. La espoleta ha sido esa prisa de Bono por marcharse de la política. ¿Huída hacia adelante? ¿Hartazgo? ¿Escapatoria?
Ojalá pudiera expresar aquí algo más que mis dudas, para nada aclaradas en estos momentos en los que escribo. Pero una crisis no se hace la víspera de la marcha del Rey en visita oficial, porque, entre otras cosas, los nuevos ministros tienen, teóricamente, que tomar posesión de inmediato, no tres días o cuatro después del anuncio de los relevos. ¿No podría este anuncio haber esperado al martes?
No soy afecto a las teorías conspiratorias, pero a mí me da en la nariz que aquí hay alguna historia periodística sustanciosa, bien sea la irritación del aún ministro de Defensa con el Estatut, bien sea una desavenencia general con la política de Zapatero, bien sea…
Lo que para un observador político con muchos años de oficio a la espalda es patente es que estos cambios no son fruto de un reajuste largamente premeditado.
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