Me parece que, ahora, todo está en manos del Partido Popular. Debe entrenarse para la tarea que da la impresión de que ineludiblemente le aguarda: gobernar. Está fuera de cuestión que ese entrenamiento ha de hacerse mediante un pacto, ayude o no al actual Ejecutivo de Zapatero: ZP es casi un cadáver político, y ni ganando el mundial, ni siquiera venciendo definitivamente a ETA, resucita. Han sido demasiadas idas y venidas, excesivas vueltas de tuerca y contradicciones. No, Zapatero no volverá a estar en La Moncloa tras 2012, pienso. Su credibilidad se ha disuelto y no veo muchas posibilidades de recuperación.
Pero ahora la tarea necesaria es mantener el barco a flote. Y para ello es más urgente que nunca el concurso de todos, de los nacionalistas, del PP; de IU no, porque difícilmente puede una formación con esos planteamientos aceptar una rebaja de derechos laborales como la que se avecina y siempre será útil alguien instalado en el ‘no’.
Y el barco estaría mucho más lejos de la escollera si los grandes partidos pactaran las medidas, duras y tristes, que parece que hay que tomar (supongo yo que habrá que tomarlas, ya que la señora Merkel, el gran oráculo, lo pregona).
Ya digo: los ojos de toda Europa están fijos en Rajoy, al que las cancillerías consideran la alternativa muy probable. Y yo añadiría: dadas las circunstancias, también la más deseable. El presidente del PP no debe dejar pasar esta oportunidad de mostrar su calidad de estadista. Yo creo que esta semana apoyará, sin entusiasmo, el ‘tijeretazo’ laboral, qué remedio. Lo veremos, lo comentaremos.
Esta semana que ahora empieza puede ser la más importante que hayamos vivido en mucho tiempo de acontecimientos signitificativos.
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