Decisivo se me presenta este sábado. Cuando Rajoy comparece ante su ejecutiva y ante la opinión pública (espero). Seguiremos informando. De momento, aquí va lo que he enviado hoy a OTR, a la espera de lo que ocurra mañana:
Muchas veces he dicho que tengo a Mariano Rajoy por persona de sentido común –a veces demasiado–, prudente –excesivamente, en alguna ocasión—y honrada. Lo que está ocurriendo con el ‘caso Bárcenas’, incluyendo esos asientos ‘contables’ –menuda chapuza de asientos—en los que se le implica en el cobro de ‘sobres’ con sobresueldos, no me hace cambiar de opinión en ninguno de los tres calificativos. Pero ahora, ante la decisiva reunión este sábado del comité ejecutivo del Partido Popular, convocado de manera extraordinaria por el presidente del partido y del Gobierno, creo que ese algo cazurro sentido común, esa prudencia que ocasionalmente raya en no dar los pasos que habría que dar, deben modificarse, precisamente para que la honradez brille en todo su esplendor.
Lo siento, pero me temo que somos muchos los que opinamos que el PP no está gestionando bien su propio calvario. Dice la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, a quien le ha tocado bailar hasta ahora casi en exclusiva con este feo asunto, que no admite que se acuse al PP de falta de transparencia; pues lo siento aún más, pero me temo que esa transparencia brilla, perdón por el juego de palabras, por su ausencia. En las otras dos cuestiones que Cospedal dijo que no toleraría, que se pongan en cuestión la honorabilidad y la legalidad de las cuentas de esta formación, no quiero entrar a fondo, porque carezco de muchos datos y soy poseedor, en cambio, de muchas incertidumbres y preguntas.
Y son precisamente esas incertidumbres y preguntas las que deben quedar respondidas este sábado: ¿quién, a juicio del PP, está filtrando estos ‘papeles’? ¿qué hay de cierto y de incierto en ellos, ahora que algunos de los nombres que ahí aparecen han confirmado la exactitud de lo publicado, aunque esos cobros en concreto tengan explicaciones suficientes? ¿Son ilegales esos pagos? ¿Por qué dice el fiscal general del Estado que puede haber motivos razonables para una intervención de la Fiscalía?
Creo que ya van tardando mucho, algunos de quienes aparecen en los papeles, en congregar a los medios y explicar, de la ‘a’ a la ‘z’ cómo les afecta esa acusación moral –que me parece que no penal—que pesa sobre ellos. Desde Javier Arenas hasta Angel Acebes, pasando por Francisco Alvarez Cascos (aunque ya no sea militante: ¿importa eso?), Jaime Mayor Oreja y otros tantos deberían haber salido inmediatamente a decir lo que yo creo: que sobre ellos no pesa irregularidad fiscal alguna, que no cobraron en dinero ‘negro’ y que, si algún ‘sobre’ hubo, tiene justificación plena, como ya han mostrado el presidente del Senado, Pío García Escudero, o el ex dirigente de UPN Jaime Ignacio del Burgo.
Y ¿qué decir del presidente? Ya he dicho que no albergo dudas sobre la integridad de Mariano Rajoy, que no es un estadista, pero sí un hombre de buena voluntad y que se cree sinceramente que el camino de espinas por el que transita y nos hace transitar es el único posible para llegar a la meta. No creo que persona en su posición se implique en el lodo por las cantidades ‘anotadas’ presuntamente por Bárcenas –que esa es otra: controversia de peritos calígrafos–. Y pienso, más bien, que la llegada de Rajoy contribuyó a serenar algunas ambiciones económicas en la sede ‘popular’ y aledaños. Pero lo tiene que decir, alto y claro. Confieso que Rajoy, en sus intervenciones públicas, especialmente en las que se relacionan con las circunstancias más dramáticas, me deja siempre como una sensación de querer más, de cierta frustración; es correcto en lo que dice, pero se queda corto. Le pasa como con los tiempos: los apura, en mi opinión, demasiado, y no se adelanta a los acontecimientos. Este sábado es su gran día; por su bien, por nuestro bien, espero que acierte a la hora de afrontar esta ordalía.
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