La cita en torno a un debate-congreso sobre el e-gobierno de Candelaria (Tenerife) se va consolidando. Aquí andamos, algunos de la ‘troupe’ habitual –aunque yo soy de los menos habituales, y una especie de diplodocus entre gente mucho más joven–, enfrascados en temas como la política e Internet, acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos, la política 2.0 y el periodismo 2.0, que es la mesa en la que hoy me desempeño. Muy interesante la discusión –que no fue tal: estaban de acuerdo Ayllón, del PP, y Benach, de Esquerra Republicana de Catalunya, imagínense–sobre la política 2.0: yo me quedé con la sensación de que hay muy buenas palabras y bastante buenas intenciones, sin duda, pero la clase política sigue anclada en lo viejo. Así lo dije, y ninguno de los asistentes pudo contradecirlo; nuestros dirigentes políticos son aún ajenos hasta al ordenador, no tienen blogs –y, si los tienen, los alimentan sus jefes de prensa– ni conceden chats a los periódicos digitales. Les gusta más salir en un faldón de periódico de papel, cualquier periódico de apel, que estar en el encabzamiento de una ‘home’ on-line.
Y, sobre el llamado periodismo 2.0, ¿qué decir? Pues que aquí muchos piensan que los blogs y el sedicente periodismo ciudadano parece que son el único periodismo en la red posible. Y no. A mí me parece que no hay que sacar las cosas de quicio. Algunos de los que participan en este i-Cities (una buena idea de mi amigo César Calderón, por cierto) parecen pensar que la realidad es únicamente lo que aparece en la pantalla del ordenador, y el resto es un paisaje virtual. Y no: el periodismo es aquello que cuenta lo que ocurre fuera de la pantalla y luego, si acaso, lo traslada a la pantalla. La pantalla no es el protagonista, aunque así lo consideren algunos que por acá andan.
En todo caso, siempre resulta estimulante y refrescante darse un paseo por esta realidad más o menos virtual, porque los que aquí vienen están en una cierta vanguardia (hay muchas vanguardias, claro). Y el periodismo digital es, so dicen aunque yo no estoy ya muy seguro, la vanguardia, el futuro, o el presente más adelantado.
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