Los periódicos publican hoy en sus principales titulares lo obvio del sondeo del CIS: que el PP sacará mayoría absoluta, muy absoluta, y que el PSOE se hunde. Y que hay ocho millones de indecisos, de los que podrían votar (eso no lo dice el CIS) unos tres millones, calculan los ‘estados mayores’ de los partidos.
De acuerdo. Pero hay que subrayar algunas cosas:
-Rajoy sigue provocando la desconfianza de más del setenta por ciento. Rubalcaba, del sesenta y muchos.
-Los políticos más populares son Rosa Díez –que tendrá, dice el CIS, tres escaños– y Uxue Barko, de Nafarroa Bai, que ha dado una lección de coraje personal –los que la conocemos no podíamos suponer otra cosa–, pero cuyo ideario político seguro que no es compartido sino por algunos navarros.
-Ningún político, ni Rosa Díez, aprueba en el veredicto de los 17.000 encuestados.
-El nacional pesimismo sube de tono, sobre todo en lo económico. Pero no he visto la tradicional pregunta que va tras la de ‘qué piensa usted de la situación económica’. Más del ochenta por ciento dice que la cosa va mal, pero cuando se pregunta ‘cómo le va a usted económicamente’, la mayoría dice que bien (esta vez esa pregunta no estaba). La opinión pública, que es una veleta. ..Y la economía sumergida, que existir vaya si existe.
-Todos los dirigentes confirman su escasa talla diciendo que la encuesta está cocinada. Pero sin aportar pruebas.
-La encuesta se realizó antes del ‘anuncio ETA¡’. Pero ¿dónde queda ya ese anuncio, por otra parte tan esperado? No creo que eso le dé ahora demasiados puntos a Rubalcaba, pese a su aportación personal a esa buena noticia, que algunos no quieren ver tan buena.
Son muchas las conclusiones que se pueden sacar de esta macroencuesta, aparte de que los españoles quieren cambio, el cambio que sea, porque entienden que lo que ahora tenemos gobernando está agotado (Zapatero ya ni existe en las encuestas, claro).
Si se bucea un poco, uno se da cuenta de que la moral nacional anda por los suelos, la ilusión es inexistente y se hacen precisas sorpresas políticas, conejos nuevos en chisteras recién estrenadas. ¿Serán capaces Rajoy y Rubalcaba de ejercer de ilusionistas, aunque sea solamente de ilusionistas? Tal y como ha comenzado la campaña, obviamente no. Pero no podemos descartas algunas sorpresas: nombres para un futuro Gobierno, ofertas de coaliciones…Claro que para ello es necesario valor, imaginación, ilusión, generosidad y patriotismo.
No, no somos Grecia. Ni Italia, pero estamos lejos de lo que para mí, al menos, que no soy sino un observador casual, sería no ya lo ideal, sino lo lógico en estas circunstancias y en esta coyuntura.
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