Me cuesta creer que sea verdad que nuestros niños son los que tienen mayor riesgo de exclusión de Europa (tras Rumanía). Pero tengo que confiar en el informe de Cáritas, por mucho que, a veces, me suene excesivamente alarmista: se ahonda la brecha entre ricos y pobres, va desapareciendo la clase media del país (que es la más industriosa), nuestros jóvenes más preparados se marchan y los abuelos, los ‘yayos’, se convierten en el arquitrabe del país. Mal asunto, si lo pones todo junto, por muchoque Moody’s empiece a ver brotes verdes en la primavera hispana.
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