El papel del Rey


Sí, me declaro monárquico (debemos ser entre cuatro y cinco en toda España). Y lo soy por cosas como la que escribo a continuación: ¿podría un presidente de una República, con fidelidad a su partido, haber acftuado como lo ha hecho Don Juan Carlos?
Alguna vez he escrito acerca del pobre papel que el Ministerio español de Exteriores ha realizado con respecto a lo que está ocurriendo en el norte de Africa, muy cerca de nuestra frontera sur. Un papel, por otro lado, bastante similar al que juegan otras cancillerías europeas, para no hablar de la Alta Representante de la UE. Pero he recabado algunos datos, algunas sensaciones: quizá lo más importante de la semana que concluye, trepidante en los corredores que no están a la vista del público, haya sido el me dicen que discreto papel del Rey Juan Carlos cerca del Rey de Marruecos.

Yo diría que de cuantos acontecimientos se suceden en el norte de Africa, y descontando el desastre libio, lo más destacado para España, y para el concierto mundial, ha sido el viraje de Mohamed VI en su política interna. El monarca alauita, que ha heredado, para lo bueno y para lo malo, muchas cualidades de su padre Hassan II, ha profundizado en la separación de poderes, ha renunciado a la prerrogativa real de nombrar al primer ministro al margen del resultado de las urnas y ha profundizado en esa regionalización con la que las autoridades de Marruecos confían, no sé si vanamente, en resolver el conflicto del Sahara.

Me aseguran que Juan Carlos I, a quien Mohamed llama ‘primo’ ( o `tío’), mantuvo alguna importante charla telefónica con el soberano marroquí antes del importante discurso de este en el que introducía nuevas medidas democratizadoras en su país. Y cuentan, quienes de tal informan, que el jefe del Estado español animó a Mohamed VI en el camino de estas reformas, que, si no hacen de Marruecos un país plenamente democrático –sigue siendo, entre otras cosas, una teocracia encarnada personalmente por el Rey–, sí convierten a nuestro vecino del sur en la nación norteafricana con mayor estabilidad política y con mayor juego institucional.

Naturalmente, este viraje, insuficiente para muchos pero avance al fin, resulta muy conveniente para los intereses españoles y también para los europeos, cuando la UE muestra inequívocos síntomas de despiste acerca de lo que ocurre en los países al sur. Y, desde luego, muestra una notable incapacidad para reconducir la situación Libia, donde el tirano Gadafi se aferra a lo que le queda de poder. Puede que las mediaciones personales, como la que habría ensayado Don Juan Carlos, sean las únicas salidas que quedan para reconducir una situación que empieza a resultar demasiado peligrosa.

2 respuestas

  1. Es indudable la experiencia que tiene el Rey en política internacional; no solo por los años que lleva ostentando la corona, sino también por el talante que despliega en sus relaciones con otros jefes de estado, salvo claro está el exabrupto que lanzó al impresentable Chávez (resulta muy difícil, no encabronarse con semejante individuo).
    Pocos dirigentes quedan ya en activo, desde que tomó la Jefatura del Reino de España; o por lo menos con el prestigio casi intacto, que tiene de cara al exterior. Por otra parte, también hemos comentado bastante, el “perfil bajo” que tienen ahora los dirigentes internacionales, excepción hecha a Sarkozy y Obama, y en su momento Blair.
    Los dirigentes de UE brillan por su poca efectividad y ser prácticamente desconocidos, el SG. de la ONU, es una nulidad absoluta. El Presidente de la OUA es Obiang (menudo cafre)..y así podemos repasar el panorama internacional y veremos que dirigentes con prestigio, pocos.
    Las relaciones con el mundo árabe, salvo Marruecos, siempre han sido para España una prioridad, y generalmente han sido buenas. Después de la Guerra de Irak, y la consecuencia del 11M, las cosas ya no son como eran, y nunca nada volverá a ser igual.
    Se critica desde algunos medios, las visitas que hace a ciertas monarquías del Golfo Pérsico, o las relaciones que mantiene con Siria (mal vistas por los EE.UU.); pero lo cierto es que España necesita que alguien que haga “realpolitik”, como hacen todos los estados de cualquier pelaje. Por lo visto, cuando interesa, España debe ir haciendo de “Quijote” en las relaciones internacionales, mientras otros se benefician a la sordina.
    Se critica que España venda armas, cuando lo cierto es que somos un Estado que no es do los más beneficiados por ese comercio, más hipocresía, para algunos tampoco se pueden vender armas a nadie (por ejemplo el caso de Libia; otra cosa es que ahora haya embargo).
    El asunto Marruecos es diferente. Desde el falso:”estamos condenados a entendernos”, con lo cual habría que llegar a acuerdos a cualquier precio; a la “perejilada” hay todo un arco iris de matices en las relaciones. Todo lo que pase en Marruecos nos afecta indudablemente, pero de ahí a ser el pim-pam-pum de la Monarquía Alauí, cada vez que tiene problemas internos, canalizando ese descontento en el asunto de Ceuta y Melilla, o presionando con la inmigración ilegal, no es de recibo.
    El problema del Sahara, el problema de las aspiraciones de autonomía del Rif, la separación de las aguas jurisdiccionales con Canarias, además de los contenciosos de Ceuta y Melilla, la inmigración ilegal; son muchos de los problemas que se van enquistando y que no tienen solución a corto plazo.
    El Rey de Marruecos le ha visto las orejas al lobo, y trata de que la cosa no vaya a más, cediendo parte de su poder; tratando de dar un barniz democrático a su régimen. El tiempo dirá si esas reformas son suficientes. A su favor juega la religión, y ahí los extremistas religiosos lo tienen más crudo.

  2. Me puede caer mejor o peor este rey y toda su familia, pero de ahí a ser monárquico… No entiendo -porque simplemente no me cabe en la cabeza- que alguien sea jefe del estado solamente porque tiene un apellido y, en nuestro caso concreto, porque un débil mental (Carlos II) abrió la puerta a los Borbones (por cierto de origen Navarro, no francés). Y no es que defienda a los Hagsburgo, los Austrias o los Trastamaras, por más que me caigan mejor.

    ¿Estoy por un presidente a la francesa, a la italiana o a la española estrilo 2ª república? Tampoco. Creo en las repúblicas presidencialistas en las que jefe del estado y jefe del gobierno coinciden en la misma persona.

    Cosa aparte es que JC-I haya hablado, influido, convencido o escorado a M-VI hacia un lado u otro.

    En fin, pero me conformo con tener rey y que se reforme la Constitución.

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