Estoy de semivacaciones en Argentina. Aquí no se pueden creer la comprensión que se muestra hacia el tenienbte presunto torturador. Ni que se le trata de quitar importancia al asunto de Roquetas. Lo que aquí ocurrió hace algunos años, más de dos décadas ya, ha quedado impreso de manera irrevocable en la conciencia ciudadana. La tortura es la mayor perversión del ser humano contra el ser humano. Los sádicos, presuntos sádicos, perdón, no pueden vestir uniforme, no pueden casi ni existir civilmente, menos aún en la Guardia Civil, a la que tanto debemos y a la que tanto hemos debido perdonar. ¿O no? Estoy, ya digo, a unos miles de kilómetros y no puedo entender que haya voces que defienden a ese teniente de conducta tan turbia, por no decir otra palabra más grave. Me parece que el escándalo está plenamente justificado: ay, Zapatero, quién te ha escuchado y quién te escucha. Así que el poder no iba a cambiarte, ¿eh?
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