La invitación de Iberdrola
Mucha indignación en las redes, alguna de ellas anónima, ante la invitación de Iberdrola a un grupo de periodistas -.-en el que yo también estaba—para asistir a un partido del mundial de futbol. Se han dicho cosas tremendas sobre la tropa mediática, que quizá algunos merezcamos –la interpretación es libre–, pero no por esto. Ni en el tono en el que –ah, el inmoderado Twitter—se han dicho: ‘la casta’, la Gurthel mediática, todos paniaguados del PP, estómagos agradecidos…
-Iberdrola es una compañía más, que hace mucho negocio en Brasil. Otras empresas también invitan a periodistas a que conozcan su realidad, sea con motivo de una junta general, de la inauguración de unas instalaciones, de una nueva línea aérea…O porque sí, porque esa empresa quiere tener contacto con los medios, que es algo imprescindible en este mundo. Es una práctica existente en todos los países desarrollados, y a nadie se le ocurre decir que esa empresa, esa institución, ese Gobierno –antes se llevaba a los periodistas, en los viajes oficiales, en el avión presidencial, o en el del Rey; ahora se hace solo ocasionalmente, porque somos muchos—esté comprando a los medios.
-Iberdrola es patrocinador de ‘la Roja’. Y parte de ese patrocinio es fomentar la difusión a través de los medios no solamente de las crónicas deportivas en sí, sino de las circunstancias que rodean a los partidos, a los jugadores, el ambiente. No diré que el de este fin de semana ha sido un viaje de trabajo, porque no ha sido así. Pero si uno de los anunciantes de mi periódico me invita a conocer su realidad, sea cual fuere, voy encantado. Y si encima me gusta el fútbol y hace buen tiempo en Brasil, mejor. Posiblemente, esta vez haya sido envidiable y acaso hasta envidiado. Otras veces…
-En mi vida profesional me he tragado muchos viajes, más agradables unos, menos otros. Lógicamente, cuando una empresa te lleva a ver sus instalaciones, o algo que ha hecho o está haciendo, procura tratarte lo mejor posible. Este ha sido el caso actual. Pero he tenido otras experiencias menos placenteras. Supongo que lo bueno y lo malo va con la profesión.
-Ya sé que no todos los mensajes que se han enviado estos días a través de las redes son producto de iniciativas personales; en las redes, como en todo, hay campañas interesadas, filias y fobias, hooligans. Y gentes de buena voluntad, que acaso no conocen el fondo de algunos problemas y se indignan porque los vientos soplan ahora a favor de la indignación: nada más manipulable que la indignación.
Pero pienso que, antes de la descalificación absoluta –no siempre en términos de buena educación, pero eso también lo da Twitter–, convendría saber si ese o esos periodistas están ‘trabajando a favor’ de los intereses de Iberdrola, si, en efecto, se han dejado ‘comprar’. Bien barato, por cierto: un viaje, dos días de hotel y una entrada de futbol. Por supuesto, no estoy descalificando a todos los que han criticado la presencia de periodistas en Brasil; sí me parecen cuestionables ciertas exageraciones y algunas muestras de mal gusto en la expresión. Ya digo: a veces, anónima.
-De acuerdo: dejamos pendiente el debate sobre la influencia que la publicidad pueda o no tener en la conducta de los medios. Por supuesto, quien se anuncia puede razonablemente esperar un mejor trato por parte de la publicación que sea. Son reglas de un juego no escrito, que incluye el que un profesional de los medios no puede marginarse ni de la publicidad –que es la manera más honrada, que yo sepa, de financiar una publicación—ni de cuanto lleva aparejado. Hay que abandonar viejos clichés sobre lo malo que es el empresario, y más si es una multinacional, y más aún si pasa recibo por sus servicios (la luz). Y criticar lo que haya que criticar. Y conocer lo que debe conocerse.
-Entre esas reglas del juego está también el hecho de que hablamos de empresas privadas y de trato privado a periodistas que no son funcionarios públicos, y que, por tanto, no tienen capacidad de alterar las reglas del juego sobre las que opera el anunciante. Todo lo más, puede la empresa, institución o Gobierno de que se trate aspirar, legítimamente, a que, a través del conocimiento, se le trate con algo más de simpatía: pero no recuerdo que Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, haya tenido un especial trato de favor ante algunas declaraciones que a mí, al menos, me parecieron inconvenientes. Y lo dije. LO mismo que sobre la forma de tarificación de la energía.
-Creo que no resulta ni justo, ni proporcionado, establecer algunos paralelismos, y entregarse a algunos apriorismos; así no haremos nunca un país mejor.
-Me temo que estas líneas no van a contribuir a una reflexión colectiva sobre el papel de los periodistas, que, ya digo, es tantas veces cuestionable, algunas heroico, la mayor parte de las ocasiones simple cumplimiento, mejor o peor, del deber. Puede que incluso sirve esto para azuzar el fuego: no es la primera vez que desde la hoguera de las vanidades en 140 caracteres se fusila a alguien, o a un colectivo. Supongo que, cuando ejerces una tarea cara al público, estos son riesgos del oficio. Yo, desde luego, me prometo a mí mismo una reflexión acerca de lo que pueda haber hecho mal. No tengo conciencia de ello, no en este caso al menos.
Un saludo a todos, por supuesto críticos incluidos. Faltaría más
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