Que no, que no se puede ilegalizar la Acción Nacionalista Vasca, que existe desde siempre y tiene la condena de la violencia en sus estatutos. No entiendo el paripé cobardón que está haciendo el Gobierno, y la fiscalía también, al respecto. Ni la oposición cerrada de otros sectores, mediáticos incluídos, a que ANV pueda concurrir a las elecciones.
Quiero ser optimista siempre en relación con el futuro de nuestra Euskadi –nuestra de todos– y quiero pensar que las conexiones de batasunos con ANV podrían ser una primera, tímida, vía, para que estos filoetarras ataquen a sus criminales ‘hermanos mayores’ de ETA, condenando la violencia aunque sea a título retrospectivo y mediante los estatutos de un partido político que no es el de ‘ellos’, los filoetarras, aunque lo tomen por asalto.
Que no, que lo que digo no es solamente una querencia utópica: es un hecho que las cosas, contempladas con cierta perspectiva histórica –recordemos aquel 1981 luctuoso, con un atentado cada día, o casi–, han mejorado. La mayor parte de estos asesinos acaban en la cárcel, quizá no con condenas tan largas como quisiéramos. Y parece claro que la banda del horror está dividida. Porque algunos se dan cuenta de que no van a ninguna parte.
Explotemos las contradicciones. No hay que bajar la guardia, pero tampoco darles pretextos para que digan que el Estado de derecho no cumple con sus postulados. Sí, aunque lo digan ellos, tan enemigos del Estado de derecho.
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