El presidente de la Comunidad Valenciana constató, en el debate sobre el estado de ‘su’ autonomía, que la situación no es tan, tan buena para él, pero tampoco tan, tan mala. Sigue sin tener oposición ante las urnas –una vez que el aspirante Antonio Asunción no logró los avales suficientes para competir con el oficialista Alarte en las primarias—y, en el ‘cuartel general’ del Partido Popular, en la madrileña calle de Génova, siguen apostando por Camps para la reelección. “Pese a todo”, te dicen.
No sé muy bien qué es eso de “pese a todo”: hay quienes se empeñan en situar al presidente de la Generalitat Valenciana en el epicentro de la ‘trama Gürtel’, que es la corrupción casi de libro que aflige, bajo diversos disfraces y denominaciones, a la política española. Siempre he defendido la presunción de inocencia a favor de Camps: no me consta que se haya lucrado ni personal ni políticamente de la trama montada por Correa y ‘el bigotes’, una trama de la que, en cambio, sí se aprovecharon otros dirigentes del Partido Popular, nacionales, madrileños y también en la Comunidad Valenciana.
Mientras no exista la constatación de las culpas del presidente de la Generalitat y aspirante a lo mismo, pienso que sobra el tiroteo, político y mediático, al que algunos quieren someterlo; los tres trajes famosos que presumiblemente aceptó de ‘Alvaro el bigotes’ ni señalan a un corrupto ni merecen desmontar a alguien de un pedestal tan visible como la presidencia de una Comunidad Autónoma tan importante como la valenciana. Otra cosa es que Francisco Camps se haya comportado de una forma a veces pusilánime a la hora de afrontar las acusaciones, que haya hurtado el bulto cuando de encarar a los medios de comunicación se trataba.
Pero nada de eso –lo de los trajes será estéticamente impresentable, pero ni el propio Código Penal lo toma demasiado en serio—indica que Camps haya sido quien fomentó la corrupción levantina, que ya se ve que estaba inventada desde antes. Además, nadie duda de que, salvo cataclismos, va a ganar las elecciones, sin que exista la impresión de que la pegajosa suciedad del Gürtel vaya a influir demasiado en el voto; lo que –mírese lo que está ocurriendo con los inicios del juicio de la ‘operación Malaya’—no deja de resultar significativo.
¿Será por todo esto, incluyendo el golpe dado por los suyos a la candidatura de Asunción, por lo que algunos empresarios levantinos se han lanzado a hablar de la conveniencia de crear un tercer partido, entre los ‘populares’ y los socialistas valencianos? Porque de eso ha sido de lo que se ha hablado, y mucho, en los cenáculos y mentideros valencianos durante todo el fin de semana: he podido constatarlo personalmente.
Deja una respuesta