Ofreciendo a Costa y Pizarro dos carteras clave en el gobiernop de Madrid, ha intentado formar un contrapeso al equipo de Rajoy. No le ha salido porque los dos han rechazado, aunque ha echado a sus consejeros que aceptaron ir a la ejecutiva nacional de Rajoy. Esto va a traer consecuencias: ha apostado demasiado fuerte, demasiado pronto y sin demasiadas cartas. A este paso, perderá la guerra que ella misma está abriendo. En política, sospecho, hay que tener más templanza y manejar mejor los tiempos.
Continuará
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