Estaba descontado ya que ETA iba a anunciar una tregua, pero sin abandono de armas. O sea, una tregua-trampa para fortalecerse. Es, al menos, lo que ha ido diciendo el ministro Rubalcaba, que bien lo sabía todo menos casi la fecha concreta del anuncio, a algunos periodistas con los que se ha ido encontrando en los últimos días. A mí una tregua me parece siempre una buena noticia, aunque haya, visto lo visto en la T-4, que extremar las cautelas. Como algunos sabéis, con Manuel Angel Menéndez publique en mayo un libro ‘El zapaterato; el fin de ETA’ en el que nos mostrábamos seguros del fin, aunque con posibles coletazos sangrientos, de la banda terrorista.
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No, no habrá negociación y quizá sí haya coletazos. En todo caso, a Zapatero, en caía libre en la intención de voto del electorado, no le va a servir de mucho, porque no habrá foto de etarras con el carné de identidad en la boca y las armas en la mano; los ciudadanos, ya digo, daban por descontado el fin de la banda. Que llegará, según los pasos que parecen previstos por los estrategas (?) ‘abertzales’. apero eso no va a frenar el descontento que se palpa en el interior del PSOE…
–Felipe,¿en el complot?–
Sí, el interior de la olla socialista ha comenzado a hervir. Son bastantes los ‘veteranos’, comenzando, aseguran, por el propio Felipe González, que han empezado a pensar en la necesidad de dar un impulso político al partido, que, de seguir así y a la vista de lo que dicen las encuestas (entre ellas algunas periodísticas de este domingo), amenaza con sufrir un importante descalabro en las próximas elecciones municipales, autonómicas y, posteriormente, en las generales. Y ni siquiera una tregua de ETA, como la anunciada este domingo, o incluso algún movimiento más decisivo, podría modificar esta situación, piensan los más críticos.
–El nombre de Solana–
En algunos círculos socialistas se habla incluso de la posibilidad de forzar un congreso que aportase a la dirección del partido figuras relevantes, históricas –si cita mucho el nombre de Javier Solana, entre otros, como Ramón Jáuregui–, que ayuden a levantar el vuelo. Líderes municipales y sindicales dijeron estar al tanto de este movimiento, posiblemente aún ni siquiera organizado más allá de algunas conversaciones de sobremesa.
No hay, al menos por ahora, una verdadera ‘operación recambio’ en el seno del Partido Socialista. Pero tanto algunas acciones (e inacciones, como el retraso de forzar una crisis de Gobierno) de Zapatero, como la excesiva presencia en todos los ámbitos de algunos miembros del ‘aparato’, como José Blanco o Leire Pajín, suscitan críticas coordinadas y ya menos que veladas en algunos militantes ‘históricos’ y no tanto. Se consideran significativos a este respecto movimientos como las primarias que están cundiendo en algunas federaciones socialistas –la irrupción por sorpresa en la Comunidad Valenciana del ex ministro Toni Asunción, el discurso fuertemente crítico del ex alcalde madrileño Juan Barranco este domingo en el acto de presentación masiva de Tomás Gómez como candidato frente a la oficialista Trinidad Jiménez–. O como algunas tomas de posición, levemente críticas, pero críticas al fin, de ‘barones’ autonómicos, como el lehendakari Patxi López o los presidentes de Castilla-La Mancha y Extremadura.
La actual situación, derivada de una mala coyuntura económica internacional, pero también de indudables fallos en la gestión gubernamental, comienza a generar cierta tensión interna en el PSOE. Medios considerados cercanos a Zapatero dicen ya sin demasiado recato que el propio presidente, agobiado por las críticas mediáticas, por algunas presiones familiares y por las dificultades internas en el partido, está empeñado en el ‘poszapaterismo’ y muestra escaso ímpetu por presentarse a la reelección. Y, aunque procure no mostrarlo demasiado en público, cada encuesta desfavorable –y lo son cada vez más—contribuye a minar su estado de ánimo, que se había mantenido alto hasta ahora.
–Tregua-trampa–
Zapatero sabía, y medios cercanos al ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, se han empeñado estos días en subrayarlo, que el tan anunciado comunicado de ETA anunciando la tregua sería calificado por casi todos como una nueva trampa de la banda: los terroristas, tras el atentado de la T-4 rompiendo sin avisar su tregua anterior, carecen de credibilidad para emprender con ellos cualquier negociación, dicen desde Interior. Y, por otra parte, el fin de ETA está ya probablemente descontado por la ciudadanía y tendrá escaso efecto en las posibilidades electorales de un Zapatero a quien patentemente le quedan ya pocos conejos en la chistera. La situación está, pues, muy abierta y, probablemente, se acelere en las próximas semanas.
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