Tiene más cara que espalda. Me refiero al alcalde (y, ay, futuro alcalde) de Madrid, don Alberto Ruiz Gallardón. Admiré a su padre, Don José María, y le quise. He tratado de ver aquellas virtudes de caballerosidad en su hijo, y no las encuentro. Da poder a un hombre y te mostrará su talla moral. Pues eso. Apañados vamos si este maniobrero, manirroto con el dinero de los demás, taimado, tramposo, ambicioso, se convierte en alternativa para La Moncloa. De momento, aunque siento no albergar los Juegos Olímpicos (pero bastantes obras tenemos ya), me alegro del revolcón del COI al prepotente regidor de la Villa, propietario de un despacho-plaza de toros, al hombre que a muchos madrileños simplemente nos está jodiendo la vida,. sin darnos ni una explicación de por qué diablos, por ejemplo, hay que trasladar nuevamente la estatua de Colón, y tantas otras cosas.
Que los socialistas no sean capaces de encontrar una alternativa creíble y posible a este señor indica muchas cosas sobre cómo andan los socialistas. Los madrileños, al menos. Abandonemos toda esperanza. O vayámonos a vivir a otro lado, si posible fuere.
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