A veces parece que en este país, feliz en la superficie, estamos ante algunos callejones sin salida. Gara’ ofrecía este domingo lo que el propio periódico ‘abertzale’ llamaba el “desenlace” del culebrón que ha venido publicando durante tres días, que han sido más dañinos para la credibilidad del Gobierno que los tres años y medio de Legislatura precedentes. Pero, en fin, hemos llegado al desenlace, en el que se demuestra que el Gobierno no cedió en nada a las pretensiones, por otra parte imposibles, de Batasuna. Pero eso es lo único que ha hecho bien el Ejecutivo de Zapatero, sin que sea poco, como digo en un artículo de diariocritico.
¿No habrá más capítulos periodísticos? El propio ‘Gara’ se reserva, a su manera, la publicación de más datos, como por ejemplo si el ‘número dos’ de Exteriores, Bernardino León, participó o no en las negociaciones de mediados de mayo,una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas.
Porque, claro, no es el afán de informar lo que mueve a los muchachos de ‘Gara’, sino un claro afán propagandístico, notable desde en la semántica hasta en la propia presentación de los hechos. Ya se ha dicho que es mucho lo que ETA, por boca del diario que le es más próximo, calla: por ejemplo, que en la negociación frenó el traslado inmediato de presos a cárceles del País Vasco, para ser ella, y no el Gobierno, quien tuviese esta baza negociadora.
Como periodistas, tenemos que repudiar esta utilización de la información, me parece. Que sea ETA quien decida qué se publica y cuándo es grave. Como es grave que nosotros tengamos que acudir a las páginas de ‘Gara’ para estar informados, ya que otras fuentes se nos muestran inaccesibles y herméticas. Que la banda se sienta con capacidad para, en función de sus exclusivas decisiones, determinar quién será el próximo presidente del Gobierno y hasta si se van a adelantar o no las elecciones generales, es gravísimo. No puede ser que ETA marque la actualidad política, que acapare el próximo debate sobre el estado de la nación—este protagonismo de la banda del horror es cosa que estudia poner en marcha el PP, olvidando el tácito y aún muy reciente ‘acuerdo de
La Moncloa’–, que monopolice los titulares de los periódicos.
Que nada de eso siga ocurriendo sería el objeto de un deseable, pero improbable, gran acuerdo nacional: dejar a ETA donde le corresponde.
Y mientras, los servicios de inteligencia analizando, a toro pasado, lo que nos ha venido contando ‘Gara’ en tres días terribles. Sin que a nadie en el Gobierno –y el culpable de tan increíble estulticia comunicativa es, hay que repetirlo, el mismísimo Zapatero, y ningún otro—se le ocurra salir a decir algo más que aquello, tan manido e inconveniente, de que “no comentamos lo que dice un periódico como Gara”. Pues serán los únicos que no lo comenten…
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