¿Hay quien lo entienda?

Muchas veces, en política, da la sensación de que quienes a ella se dedican de forma profesional trabajan desde el aire, sin la menor concesión a las necesidades de la gente. Miren el Estatut de Cataluña, por ejemplo. ¿De verdad el lío que estan armando entre Maragall, Carod, Mas y Saura, con Piqué jugando desde fuera de la banda, responde a las inquietudes ciudadanas? ¿Por qué Zapatero ha avalado este proceso, que no hace sino provocar confusiones ciudadanas, irritaciones perfectamente innecesarias? Lo que los ciudadanos percibimos, creo, son obras  superfluas, aglomeraciones por la rapiña urbanística, degradación del medio ambiente, impuestos a granel, controversias inútiles por la sanidad y la educación. No, los políticos no atienden al ciudadano, que es quien los elige y les paga. Y andan todo el día enmarañados en cuestiones de estatutos, reformas constitucionales que nunca llegan –las electorales, menos; ¿para cuándo las listas electorales desbloqueadas?–. Una pelea ficticia entre izquierda y derecha, cuando da la impresión de que una mayoría de españoles se sitúa en un centro que no tiene representación política.

Me temo que esta semana, de ansia por si el Estatut llega o no llega a Madrid, va a ser una más de esas que alejan al ciudadano de la política. ¿Vieron ustedes con atención la encuesta publicada este domingo por El País, que dice que más del sesenta por ciento de los entrevistados prefieren otro partido en el Gobierno?¿Comprobaron que ese partido no es el PP? ¿Entonces tendremos que convenir que los partidos actuales no llenan precisamente de satisfacción a los ciudadanos, que deberían ser los que mandan?emoticon

2 respuestas

  1. Creo que tienes razón. Tenemos que abrir una profunda reflexión todos. Lo que pasa es que siempre se acaba matando al mensajero –que no pocas veces lo merece, reconozcámoslo– porque es más fácil y tiene menos riesgos. Creo que la clase política merece juicios más duros, en cuanto tal, que los que le hacemos desde los medios. Pecamos de blandos, de algo demagogos y de sectarios. Todo eso es verdad. Y de corporativos, pese a lo mal que nos llevamos entre las distintas tribus. Pero la autocrítica que algunos nos hacemos –nunca suficiente– es más severa, reconocerás, que la que se hace la clase política, que tiene más responsabilidad que los medios. Entre otras cosas, porque, aunque a nosotros nos dan mayor importancia de la que en realidad tenemos y muchísima más de la que merecemos, los periodistas no somos más que los cuentahistorias, por mucho que a veces nos olvidemos que nuestra limitación es narrar y analizar la realidad, no inventarla.

  2. La encuesta de El País no sé cómo sería pero, en la de esta mañana en la SER se pasaron de frenada. Quizá yo también sea de «su cuerda» pero no me parece apropiado evidenciarlo tanto. Es como las victorias del Real Madrid, se recrean en la suerte y terminan por dar sensación de abusón de patio de colegio. No creo que se trate de eso…

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