He seguido, más o menos de cerca, las últimas evoluciones de Mariano Rajoy. Por ejemplo, la convención nacional de Sevilla la pasada semana. O la sesión de control parlamentario –bienvenidas Sus Señorías al tajo tras 33 días vacacionales— al Gobierno. En todas las intervenciones del jefe de la oposición y posible máximo candidato a inquilino de La Moncloa he percibido un tono menos agrio hacia el presidente del Gobierno, más constructivo y mirando hacia delante. ¿Se acerca Rajoy a Zapatero?
Cualquiera que eche un vistazo en profundidad a la situación política española percibirá que el futuro nos depara un gran pacto político para afrontar las más importantes de las reformas pendientes. Rajoy lo sabe, y ZP también: son dos patriotas, guste o no guste esta definición. El presidente nos dijo en su última entrevista que él habla con Mariano Rajoy “más de lo que la gente piensa”. Estoy convencido de que es así. Y estoy convencido también, aunque no tenga pruebas fehacientes de ello –sí algunos indicios–, de que el líder del Partido Popular sabe con cierta certeza cuál es el futuro personal de Zapatero: alguna pista se le ha dado.
Puede que ello justifique esa deriva de Rajoy hacia una mayor moderación, hacia una mayor comprensión y quién sabe si hacia una mayor cooperación con el hombre que hoy representa al Gobierno de España. Sin Zapatero, el pacto futuro sería –nos lo han dicho muchas veces—más fácil. Con alguien como, por ejemplo, Rubalcaba es más fácil pelear, y también entenderse en última instancia.
Interprete usted, inquieto lector, estas líneas como mejor le parezca. Yo creo que la sensatez se está imponiendo a marchas forzadas, a medida que la situación se adensa, en nuestras dos principales fuerzas políticas. Yo me limito a contarle cómo, a mi mejor saber y entender, están las cosas. Ojala no me equivoque.
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