¿Qué tratan de hacer con RTVE?
¿Funciona? Pues entonces, desmóntese. Primero, el Ente fue Corporación, luego se le quitó la publicidad, a continuación el traslado de sede y ahora, finalmente, la sustitución de Luis Fernández, todo un profesional, por Alberto Oliart, todo un ex ministro. Con una brillante trayectoria al servicio del Estado en los tiempos, tan recordados, de la UCD. Pero hoy, con 81 años, ajeno por completo al negociado televisivo y a las nuevas tecnologías, Oliart no parece el hombre adecuado para pilotar los nuevos tiempos del apagón analógico, las nuevas fórmulas de sustento de la televisión pública y la irrupción de Internet en las fórmulas clásicas televisivas.
¿Por qué, pues, Oliart? ¿No había una figura más adecuada en el necesario consenso entre PSOE y PP? ¿Es lógico que, en una empresa pública deficitaria y que jubila a sus trabajadores a los 52 años, ocupe la presidencia un octogenario, por muy respetable que sea, que sin duda lo es? ¿Hay alguien interesado en debilitar sustancialmente la televisión pública? Pues que lo digan.
Bajo la batuta de Fernández y, sobre todo, del director de los informativos, RTVE ha sido un modelo de independencia política. Y de caos económico, de lo que desde luego no tiene la culpa Fran Llorente.
En fin, una incongruencia más, a sumar a las del ‘Alakrana’ (madre de Dios) y a otras tantas paradojas de este país irrepetible.
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