No acabo de entender por qué la buenísima noticia de la detención de Txeroki, un bruto sanguinario de lo peor, no se relaciona con la desaparición de escena de su enemigo en la banda Josu Ternera. Ni con una futura negociación, desde la fuerza del Estado, con ETA. Una palabra, negociación, que me cuesta ataques e insultos de lo peor cada vez que la pronuncio. Como si yo no estuviera tan interesado como el que más en que esto se acabe de una vez, como si yo no hubiese estado amenazado, mirando cada mañana los bajos del coche, con mi familia angustiada, como si no entendiese que todos estamos amenazados por estos asesinos ciegos.
Aquí, tras la detención del jefe de los comandos pistoleros, hay mucha miga y me inclino hacia el optimismo. Pero no entremos a especular y hoy, simplemente, celebrémoslo: Txeroki en la cárcel. Que sea por muchos años.
Deja una respuesta