La guerra de Internet

Con permiso, copio lo que voy a decir en la mañana de este jueves en la inauguración del seminario ‘La Ley e Internet’, cuyo programa aquí figura. Me parece un tema de capital interés (esperemos que las conclusiones valgan la pena) para cuantos trabajamos en Internet y también para los usuarios, es decir, casi todos.

Un lunes por la mañana de este mes, los líderes del Pentágono se reunieron para simular cómo responderían a un ciberataque sofisticado destinado a paralizar los centros neurálgicos americanos.

Ese era el comienzo de una crónica en el International Herald Tribune hace pocos días. Coincidía con una pelea importante e interesante entre China y Google, o entre China y los Estados Unidos, relativa a las libertades en la Red. Y coincidía también con un reportaje apasionante que pudimos leer en El País hablando de las actividades de los hackers ‘interviniendo’ en las páginas web de los servicios de inteligencia, que es algo que va mucho más allá de aquella ‘gracia’ de colocar a Mister Bean sustituyendo a la fotografía del presidente Zapatero en la web de la presidencia europea.

Todos, todos los días saltan a los titulares noticias relacionadas con delincuencia en la red, con malas interpretaciones de la Red, con dislates relacionados con Internet, el último de ellos el ‘caso SER’, que ustedes conocen y recuerdan, o la ‘Ley Sinde’, que estudiaremos en la última mesa de esta tarde.

Nosotros mismos, en nuestro grupo diariocrítico, hemos sido víctimas de esa ley de la selva en la que se mueve Internet. Una ley sin leyes, sin regulaciones, con demasiados intentos de censura y con guerras subterráneas como las que preveían los líderes del Pentágono. Donde, por cierto, sabemos que manejaban, o manejan, un informe tan especializado como pueden serlo estos informes, afirmando que la tercera guerra mundial, si se produce, que ojalá no, no tendrá como motivo una guerra del pan, o del agua, o del territorio o ni siquiera ideológica: la tercera guerra mundial se librará por el control del ciberterritorio, es decir, del ciberespacio, es decir, de la Red, de Internet.

Si queremos evitar esa guerra, adopte la forma que adopte –no será, confío, con cañones, pero sí con armas tan sofisticadas como la información y la desinformación–, me parece que tendremos que ponernos, y claro está que no hablo solamente de España, donde estamos en mantillas en todo esto, tendremos que ponernos a cambiar leyes, a fabricar leyes, a derogar leyes, de manera tal que la realidad legal se adapte a la realidad de la calle. Hacer legalmente normal, parafraseando a Adolfo Suárez, lo que en el mundo virtual, que es muy real, es normal desde hace tiempo.

Es una tarea que exige el concurso de ministerios, de cámaras legislativas, de colectivos de jueces, de fiscales, de abogados y, por supuesto, de periodistas, que tenemos que pelear cada día con unas leyes que desconocen todo este mundo nuevo, todavía, década y media después tan nuevo, que se ha colado en nuestro trabajo, en nuestro ocio, en nuestras relaciones comerciales, de amistad y hasta amorosas.

No puede ser que desde algún Estado-gamberro cibernéticamente se nos invada cada día con publicidad no deseada, con pornografía, con propaganda política, con mentiras para devaluar o hacer crecer los valores en Bolsa. No puede ser que esta maravillosa autopista de la comunicación que es Internet quede invalidada por una tropa de hackers –por los que no siento la menor simpatía–, de golfos, de ladrones que pretenden saquear nuestras cuentas corrientes o que tratan, en aras de sus intereses, de deformar la verdad.

Por eso hemos convocado, en connivencia con el Colegio de Abogados, a cuyo decano y colaboradores doy las más sinceras gracias, esta jornada. Me parece que debe de ser la primera en su género, pèro ojala que vaya seguida de muchas más. Del interés despertado, aquí está la muestra. Comenzando por la presencia del presidente del Senado, a cuya Cámara vamos a mandar las conclusiones de este seminario, para ver si se traducen en ideas legislativas, y siguiendo por el secretario de Estado de justicia, o por el fiscal general del estado, que esta tarde clausura, y a todos los cuales agradezco muy de veras su presencia, que realza los trabajos de los magníficos especialistas que os reunís hoy aquí.

Gracias también a todos los asistentes: confiamos en que su participación sea activa, porque aquí todos son, somos importantes, los de un lado de la mesa y los de otro. Gracias de nuevo, y confío en que lo que aquí se diga les parezca importante y también interesante.

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5 respuestas

  1. Buenos días. Parafraseando a nosequien, piensa globalmente, actúa globalmente. Como en tantísimos otros casos el marco del estado-nación nacido en el siglo XVI ha quedado desbordado por la marea de la realidad-virtualidad del siglo XXI. Y teniendo una organización supranacional como Naciones Unidas que podría dar unos azotes a todos esos estados-gamberros los países más poderosos la han desactivado hasta convertirla en un selecto club de diplomáticos cocteleros que se han hecho ateos por descartar que se pueda pasar a una mejor vida. Y hablando de parafrasear, me dicen que Zapatero se pasea por Moncloa con una camiseta que parafrasea otra de House y en la que ha impreso “Retirement at 65 is for sissies”.

  2. links relacionados, gracias al buen hacer de Manuel Angel Menéndez, Alex Hurtado, Pablo Muñoz y otras gentes de diariocritico:
    http://www.diariocritico.com/2010/Febrero/nacional/193122/juristas-internet-leyes.html

    http://www.diariocritico.com/tv/video/7867/jornadas-retos-internet-diariocritico-colegio-abogados.html

    Lastima que unos debates tan interesantes hayan tenido tan poco eco entre los colegas, sobre todo en los de los medios internáuticos. Y eso que voluntariamente renunciamos a decir que lo organizaba el grupo Diariocritico precisamente para que no hubiese celos competitivos y la cosa pudiera extenderse más, dado lo importante que indudablemente es el tema…Así nos va.

  3. No don Fernando no. Ya podían haber realizado las jornadas con el Colegio de Ingenieros de Telecomunicación, con los de Ciencias Físicas o con los de la Telefonica y no con los abogados, que ésos hacen leyes como rosquillas y luego no hay un Dios que las pueda hacer cumplir.

    «Los españoles son buenos y benéficos» dijeron en una constitución. Ya ve usté mesié.

    En fin, que quienes pueden impedir el ataque de los jackers van a ser más los ingenieros que los abogados. Vamos, que me parece a mi. Estos seguro que hablan más de euros que de bites y bytes.

    Por ejemplo, yo tengo la línea con la Telefonica y todavía estoy esperando a que den un antivirus gratuito o un FTP libre para subir mis pamplinas a la red o un sinfín de herramientas para programar o simplemente dibujar que ya podían darlas de gratis para que los propios usuarios optimicemos el sistema y lo usemos más y mejor.

    Pero nones.

    ¿No hay quien le apriete las tuercas a las empresas suministradoras de este servicio o los abogados ésos también trabajan para estas empresas?

    Bueno, ya nos contará usté algo de esas jornadas don Fernando. Aquí estamos esperando oír alguna idea brillante que nos haga pensar o alguna disparatada ocurrencia para hacerle unas guasas.

    Baraka.

    http://www.telefonica.net/web2/peritta

  4. A Peritta:
    No, los ingenieros son los que aplican las leyes, que no hacen los abogados –Dios nos libre–, sino los legisladores –líbrenos Dios también–. Pero o empezamos a sugerir soluciones, o nos ganarán la partida esas bandas de delincuentes que quieren acabar con la Red.
    ¿Hubo muchas ideas en el seminario? Pues no demasiadas, la verdad. Las estamos compilando, y aquí las traeremos, y las enviaremos al Senado. Pero el tema es sustancial, aunque, ay, mis compañeros de los periódicos en Internet pasen de estas cosas tan…arduas. Algunos de ellos están a lo que están: que si Belén Esteban, que si la hija de la duquesa de Alba en biquini…
    En fin, esto es lo que es: hay quienes se empeñan en hacer de este negociado algo serio, y quienes siguen en su lucha por ganar tres o cuatro lectores a base de frivolidades. Yo confiese que me he llevado una decepción más, una más. Con nombres y apellidos, naturalmente.

  5. Al sin par Don Fernando
    le vengo recomendando
    que no se enfade cuando
    sus compis miren a otro lado

    El malatesta nomnado
    periodista retirado
    personaje jubilado
    conoce deste ganado

    –del periodismo le parlo–

    que no espere mejorarlo
    questo es insolidario
    que les importa un rayo
    lo que le pase al contrario

    –anda y que les den por saco–

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