La (mala) comunicación de los socialistas

Me alegra por ellos: han convencido a Carlos Hernández para que abandone su muy cómodo y bonito puesto al frente de la comunicación de Paradores y para que regrese a la comunicación del PSOE, bastante abandonada, la verdad, en los últimos tiempos.

Ya he dicho que el PP, con todos sus inconvenientes, daba sopas con ondas a los comunicólogos del PSOE, encerrados en silencios, reticencias y no respuesta a las llamadas de los periodistas, e incluyo en la crítica a los responsables de la comunicación de Marcelino Iglesias, de Leire Pajín y de tantos ministros. Por ejemplo, caso más reciente, el encargado de cuidar la información y la imagen del Ministerio de Ciencia y Tecnología y de Cristina Garmendia como cabeza del Departamento nos hizo llegar un seco «que no», a través de una secretaria, cuando le propusimos que la ministra acudiese a clausurar nuestra fiesta de presentación de la ‘tele más pequeña del mundo’. Ni se puso él mismo al teléfono. Le escribí una dura nota, pero ya sé que eso de nada sirve.

Pues es esta actitud, bastante repetida, además de las escasas comparecencias verdaderamente informativas tanto de Carme Chacón como del propio Rubalcaba, más los desaires a muchos informadores que no son de El País, El Mundo o de una macrotelevisión, más la incomprensión con el mundo digital, la que está socavando muchas posibiliaddes de los socialistas.

Por eso me gustó la llegada a La Moncloa de Félix Monteira, que brega como puede con la falta de información interna y con los imposibles meandros monclovitas, y saludo, con alborozo de periodista independiente que solamente busca información, la llegada, de nuevo, de Carlos Hernández, un hombre que ya mostró su dignidad ante las ‘salidas’ de la responsable de informativos de Antena 3.

Ojalá que no se contagie de la inoperancia, la pereza, la arrogancia, de ciertos responsables de la comunicación ministerial y de la propia sede de Ferraz.
Bienvenido, Charli.

9 respuestas

  1. A lo mejor es que no se tiene nada que comunicar. Y cuando no se tiene nada que comunicar lo mejor es estarse callado.

    Salvo que uno sea Bono, que hace cree que sabe mucho, pero no lo puede decir.

  2. La comunicación es, también, una técnica, una tejné, un arte-facto. Se conforma de fondo (contenidos), forma (medio) y estructura (proceso). Las más de las veces hay contenido y hay medio, pero se falla en el proceso/estructura porque suele confundirse con la plataforma. Le pasa al PSOE, le pasa a Moncloa, le pasa a algunas empresas que han diseñado mal (o carecen de) su comunicación interna y la relación de ésta con la comunicación externa. En fin, pero eso también se cura.

    ¿C. Hernández? Le recuerdo como un buen tipo, un gran profesional que contó muy bien la invasión de Irak y alguien que tiene entre sus activos haber sido despedido por la objetiva Lomana de A3TV por ¿rojo? ¿indócil? ¿independiente? Ah, no, que fue un ERE en el que, pobre, le tocó también a él.

  3. …y tengo más ejemplos. Hoy he tenido un rifirrafe con el director de Comunicación del Ministerio de Defensa, uno de los más herméticos, que ya es decir, del Gobierno. Ya sabemos que la ministra no es muy aficionada, pero es que el citado dircom ni se pone al teléfono cuando un periodista le llama. Y suma y sigue…

  4. Pues vamos a por ellos!! Publiquemos tus cartas, tus rifirrafes, sus desplantes y faltadas, sus fotos y caras…

  5. He enviado hoy esta columna sindicada a OTR (perdón por longitud de este comentario):

    Sshhhhh…

    Fernando Jáuregui.

    “Ahora no toca”. “Mis labios están sellados”. “Hasta el día 23 no diré nada”. “He prometido guardar silencio y lo voy a cumplir”. Los socialistas, casi todos los socialistas, se cierran de esta guisa en banda a la hora de responder (es un decir) a las preguntas de los periodistas sobre sus preferencias sucesorias: ¿Chacón, Rubalcaba?…Tampoco dicen gran cosa sobre el procedimiento que aclarará quién será el sucesor de Zapatero en la cabecera de la candidatura de las elecciones generales y en la secretaría general del PSOE: ¿congreso extraordinario? ¿Bicefalia? Quién sabe.

    Las preguntas, a fuer de repetidas, pierden fuerza y, desde luego, novedad y notoriedad. Y las respuestas, basadas en que ‘lo que ahora corresponde es hablar del programa de las elecciones municipales y autonómicas’, ya aburren. Máxime si tenemos en cuenta que la ausencia de unos programas definidos impide, por el momento, debatir sobre los que se nos ofrece en las futuras alcaldías y presidencias de comunidades autónomas.

    Estamos, pues, en el momento del silencio. Bueno, en uno más, porque hay que reconocer que la transparencia no es el punto fuerte de la actual coyuntura, y no me refiero solamente, claro está, al Gobierno: ruedas de prensa sin preguntas, algunos directores de comunicación de ministerios que, simplemente, pasan de responder a las demandas de los periodistas (¿para qué están entonces?), mensajes por completo huecos (los militantes socialistas “tienen un chute de energía”, decía José Blanco tras el anuncio de Zapatero en el sentido de que no se presentará a la reelección. ¿Qué hacer con declaraciones así? )…

    Una multitud de intermediarios se erige entre el mensajero –ministro, responsable de un partido, presidente autonómico, alcalde o aspirante a serlo—y el receptor del mensaje. Y, teniendo en cuenta la ya escasa voluntad de transparencia y de dar explicaciones por parte del emisor, calcule usted cómo queda la cosa una vez que pasa por las manos ‘dulcificadoras’ de algunos de esos intermediarios. Da la impresión de que se trata de no hablar con claridad.

    Y, así, al menos a mí, una gran cantidad de cosas que dicen nuestros políticos de todo signo me suena a mensajes dirigidos a terceros –a la oposición, al Gobierno, a la propia militancia, a las instancias europeas, al mundo mundial–, pero no al ciudadano, que es quien debe saber lo que le espera, quien debe exigir que se gobierne no solamente para él, sino con él. Y eso nadie parece tenerlo muy claro. Chitón, sshhhh, que nos están organizando la vida…

    fjauregui@diariocritico.com

  6. Por lo que se ve hay una cosa en la que sí coinciden PP y PSOE: en que la mejor rueda de prensa es la que no se hace. Yo no recuerdo a Chacón en una rueda de prensa nunca, má<s bien siempre la veo en las imagenes huyendo de los micrófonos. Pero ¿desde cuando Rajoy tampoco convoca a los periodistas en Madrid?. Creo que hoy algo ha hecho, por lo que he leído, en Barcelona, pero en Madrid, tengo entendido que ni siquiera atiende a los periodistas en los pasillos del Congreso. Eso estando en la oposición, cuando debería buscar a los periodistas para «vender» su producto, ¿qué va a pasar cuando se vea en el poder?. No entender que la prensa tiene una función social es tener una escasa visión de la democracia. Es no entender que la prensa es portadora del derecho, constitucional que tenemos los ciudadanos a ser informados. Y quien se niega a que yo reciba información, se salta uno de los artículos más importantes, en mi opinión, de la democracia en general y de nuestra Constitución en concreto. Si Carlos Hernández, del que usted habla, consigue cambiar las cosas en el PSOE, no solamente le irá bien a su partido, para los ciudadanos también.

  7. ¿Cuándo empezó? El día que Pujol dijo aixo no toca ya la semilla había germinado.
    Las preguntas en la rueda de prensa del vice los viernes son de llorar casi siempre.
    Las ruedas de prensa solo son comunicados sin preguntas pero los medios siguen acudiendo.
    Los mítines, monstruos del XIX, no se graban y editan: se transmiten en directo y los medios son manipulados con facilidad.

    ¿Cuándo empezó? La democracia sin el contrapeso de medios libres y respetados no avanza. Demasiadas trincheras en los medios, la cláusula de conciencia es inoperativa porque no hay conciencia que defender. Cada vez hay más Lomanas y menos Jáureguis.

    ¿Cuando empezó? Los periodistas suelen saber poco de casi todo y los más ni siquiera dominan el lenguaje en el que se expresan. Cada vez hay más periodistas, cada vez son peores técnicamente, cada vez se les exige menos, cada vez se exigen menos.

    ¿Cuándo empezó?

  8. Lo mismo que hay que decir una cosa, tenemos que decir la otra: el comportamiento de algunos de mis compañeros –concedamos esto– es, a veces, lamentable. Escucho, reconozco que con repugnancia y a título meramente experimental, un programa vespertino de radio ultraextremista en el que se insulta sin parar a cualquier cosa que huela a Gobierno (a Rajoy le consideran un blando y tampoco le ponen muy bien, pero es distinto). Las cosas que dice el conductor de este programa en una radio de ámbito nacional, con el entusiasta asentimiento de sus tertulianos, bordean lo vomitivo. A la vicepresidenta económica la llamaron ayer ‘imbécil’ media docena de veces en tres minutos, cronometrado por mí.
    Y todos los días tenemos ejemplos de mala conducta profesional por parte de algunos de mis compañeros. No quiero hacer una casuística exhaustiva porque nada se puede comparar con el programucho vespertino (no) citado por mí –faltaría que encima les huiciese publicidad–,ni existe ‘profesional’ del periodismo equiparable al tipo que dirige ese espacio. ¿Cómo pueden tolerarse semejantes barbaridades, descalificaciones tan brutales, insultos tan soeces, faltas a la verdad tan clamorosas?¿No hay aquí un fiscal, ya que los insultados no parecen querer acudir a los tribunales?
    Claro, entre unos y otros así va la información y la comunicación en este país nuestro.

  9. @ Fernando: y hoy, con Sostres en ristre, la cosa no está para bromas.

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