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(Felipe, Guillermo:el segundo reinará en mayo. ¿El primero?)
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La abdicación de la reina de Holanda, a punto de cumplir setenta y cinco años, en su hijo Guillermo, que ya ha cumplido los cuarenta y cinco, alegando que hay que dejar paso a las nuevas generaciones, no deja de suscitar comentarios en España, y no solamente por los paralelismos en cuanto a la edad de madre e hijo. La reina Beatriz es, sin duda, adorada en su país, donde cosecha una popularidad que no ha obtenido aún su hijo, casado con una argentina que no fue inicialmente aceptada de forma unánime por los holandeses, tanto por su origen como por algunos pasajes de su pasado.
Las reacciones en Holanda han sido inicialmente de normal aceptación de la voluntad de la soberana. La ‘reina sonrisas’ se encuentra en buena forma, perfectamente lúcida y mantiene su normal ritmo de actividad. Es, simplemente, que ha decidido, dicen quienes afirman que saben, dar paso al heredero para que su pueblo le conozca mejor y se acostumbre al nuevo monarca mientras ella sigue viva y prestándole su apoyo.
Quizá sea excesivamente precipitado , y acaso hasta improcedente, cualquier comentario que vaya más allá. En España, la popularidad de Don Juan Carlos de Borbón sigue siendo enorme, pese a algunos recientes, y no tan recientes, traspiés. Todo indica que el Monarca, que sigue haciendo, en mi opinión, mucha falta, se muestra reacio a cualquier sugerencia de abdicación, pero acepta que el papel del Príncipe Felipe en la vida pública española e internacional sea cada día mayor. La normalidad política holandesa, con todas las peculiaridades partidarias que se quiera, no es exactamente igual que la que vivimos aquí, y la situación económica y la estabilidad territorial son, desde luego, bien distintas.
Quizá convenga que sea el Rey Juan Carlos quien pilote, para dejar un camino más expedito a su hijo, este tramo del camino. Aunque, desde luego, en este tema, como en ningún otro, hay opiniones para todos los gustos.
fjauregui@diariocritico.com
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