¿Resurge Zapatero de sus cenizas? Lo cierto es que la semana que ahora concluye ha sido, en general, bastante buena para él; pero me parece que, aunque levante ocasionalmente cabeza, ZP ya no volverá a ser el que era hace seis años: el ejercicio del poder está provocando su devastadora tarea de demolición sobre él y sobre sus circunstancias.
Casi nadie defiende a Zapatero ni en los medios, ni en las tertulias, ni en las charlas de café, aunque haya ganado sobradamente el último debate parlamentario y, lo que es más importante, aunque haya vencido abrumadoramente –faltaría más—a una de las castas más privilegiadas del país. Sostengo que su comparecencia en el Congreso esta semana, para explicar la actuación de su Gobierno frente a los controladores, fue convincente y los grupos de oposición no lograron hacer sangre del presidente, que salía de una de las pruebas más duras de su mandato; cierto es que estos grupos ejercieron una oposición mayoritariamente responsable, conscientes de que pocas soluciones quedaban, al margen de la declaración del estado de alerta, para acabar con la ‘amenaza navideña’ que suponían los controladores.
Pero Zapatero, que yo sigo creyendo que ha arrojado, de hecho, la toalla y no tiene ganas de pelear, aunque algunas cosas hayan empezado a salirle a pedir de boca, ya no sabe aprovechar las victorias: en su comparecencia ante el Congreso –tras unas horas alarmantemente desaparecido– llevaba bien preparada la lección, fue contunde con los datos y logró dar una apariencia de sinceridad en lo que decía, pero ya había dejado toda la gloria a Rubalcaba. A un Rubalcaba, por otra parte, que, entrevistado por una de las más importantes emisoras radiofónicas del país, se declaraba cansado del ejercicio del poder y caminando ya por la recta final de éste. Menudo ánimo para emprender, como se rumorea, el camino de la sustitución de Zapatero…
Porque sustitución habrá, qué duda cabe. Es cuestión de tiempo, pienso, que se produzca el anuncio del adiós –aunque hay no pocos que están tratando de evitarlo–; ¿cuándo? Quién lo sabe: seguramente, después de que las elecciones municipales y autonómicas hayan arrojado su veredicto, presumiblemente muy negativo para los intereses socialistas. He dicho alguna vez que me parece que Zapatero trabaja más para la Historia que para la reelección: cada día ha de alejarse más del programa con el que ganó su última carrera a las urnas, y eso, que desmoralizaría a cualquiera, a él le desarbola. No sé por qué, pero a veces me parece que el presidente, por mucho que gane los debates parlamentarios mientras pierde en las encuestas, anda ya como en otra cosa, acaso nerudianamente como ausente…
Deja una respuesta