Los políticos que tenemos

En mis últimos comentarios, simultaneados con el curso que estoy dirigiendo en Santander –ya haré mi resumen, ya–, hablo de dos políticos: de José Blanco y de Alberto Ruiz-Gallardón. Los traigo aquí porque me parecen representativos de dos maneras, no se si del todo sanctas, de entender una profesión al servicio de la comunidad.

Por cierto: entre los dos, me quedo con Blanco. No del todo convencido –preferiría a otr@s para naufragar en una isla desierta–, pero en fin…

9 respuestas

  1. Avatar de Ángel Fabregat i Pitarch
    Ángel Fabregat i Pitarch

    Blanco es de los pocos políticos actuales del PSOE que me merecen un respeto, si fuese capaz de librarse de su exceso de partidismo, de ideología. Me parece que le falta formación, pero le sobra astucia, inteligencia natural y capacidad de aprender. Pero tiene una enorme culpa y responsabilidad como tantos militantes del PSOE, empezando por el más mentiroso y falaz, el más veterano y maniobrero, el que llegó al poder por segunda vez diciendo que «España necesitaba un gobierno que no le mintiese»y, luego, no ha hecho más que mentir, engañar y traicionar lo más sagrado. Su pecado ha sido promocionar a ZP. De Gallardón no quiero hablar. Confío en Rajoy y otros.
    No alcanzo a ver en todo el PSOE (pensé en Antonio Asunción, en Nicolás Redondo, en Joaquín Almunia, Leguina y alguno más por el estilo, pero los desplazaron esta pandilla sin cualificar), todos los que han callado ante la estafa de ZP, alguien capaz de inspirar confianza para poder pactar con Rajoy y el posible gobierno futuro del PP. Tampoco en CiU se puede confiar. El Pacto del Tinell sigue funcionando. Necesitamos superar los odios almacenados y reverdecidos con la infausta ley de Memoria Histórica. Y superar las mentiras de todos los nacionalismos. De todos.
    Hay que decir la verdad sobre José Calvo Sotelo, sobre su alevoso asesinato, sobre Francisco Franco con lo malo y lo bueno que hizo, sobre Santiago Carrillo y la Pasionaria (felizmente amnistiados), hay que decir la verdad sobre Companys, sobre Largo Caballero, sobre Alberti y Lorca, sobre los dos hermanos Machado. Hay que pedir perdón y perdonar. Hay que recuperar la confianza entre los españoles. Si no somos capaces de arrimar el hombro ahora todos, como hicimos con Aznar, con Felipe (a pesar de sus errores y de los crímenes cometidos bajo su gobierno), con Suárez, no saldremos de ésta. Y podemos. Somos europeos desde el siglo XIII por lo menos. Fuimos una potencia y un imperio digno. Estudiemos nuestra Historia. No es perfecta; pero es digna, mucho más digna que las de los que nos construyeron la Leyenda Negra, que nos hemos tragado como idiotas. Hay que decir la verdad sobre Cataluña y el Reino de Aragón, sobre Navarra y el País Vasco, sobre la ETA y sobre el tipo de pactos firmados con sus dirigentes. Que hable de una vez Rubalcaba, el del Faisán y el de los contactos anteriores al Faisan y al 11M, que hable el nuevo ministro Camacho, que hablen y pidan perdón a España entera, si hace falta. Sobre esas confesiones y con la lealtad y el perdón de todos, incluidos los etarras, si entregan las armas y piden perdón, podremos construir algo sólido. Estas cosas son mucho más importantes que Gürtel y el caso de «los trajes de Camps».
    Si no comprendemos las declaraciones de Guardiola sobre Omnium Cultural y el Barça, tampoco adelantaremos mucho.
    Pero con declaraciones como las de Marta Ferrussola nos va resultar imposible confiar en cierto tipo de catalanes. Necesitamos políticos capaces, sensatos, sinceros, leales y patriotas de una España digna, aunque no sea la «una, grande y libre». Otra España, autonómica digna y poderosa dentro de Europa, con españoles capaces, honrados y trabajadores es posible.
    Con Franco, a pesar de su dictadura y de la catástrofe de la Guerra Civil, fuimos capaces de prosperar, de pedir perdón y perdonar y de crear una democracia de facto que permitió la suficiente prosperidad y la creación de una clase media digna. Todos juntos, con la ayuda de todos y con la fe en Dios y la actividad de una Iglesia abierta, la de Pablo VI y Tarancón, fuimos capaces de hacer una Transición maravillosa. Aun podemos hacer otra. Cirus.

  2. ¿Y no es mejor quedarse solo? Ya sabe que vale más solo que mal acompañado.
    Sé de alguien que diría que tiene usted los gustos ‘estragaos’
    Pero, en fin, para gustos flores.
    Saludos

  3. hombre, Fernando, una isla desierta con Gallardón… es que eres malo, menuda tentación para ponerlo todo patas arriba, excavar túneles, asfaltar playas y, quién sabe, a lo mejor hasta va y encuentra el tesoro del que le hablara Robert de Niro.

  4. Avatar de Uno de los Progres
    Uno de los Progres

    De sobra es conocido que Don Fernando no es precisamente el presidente del club de fans de Gallardón (moi nom plus…).

    Y por cierto, parece que la crisis ha hecho que nuestro señor alcalda haya aparcado el poryecto de reforma del eje Prado-Recoletos, vaya .. al final vamos a tener que estar agradecidos a la crisis ….

  5. @ Pascua:

    Y por supuesto, le pondrá al sr. Jáuregui zonas azules y parking de pago; además de una canon para acceder al centro de la isla.

  6. Pues entre uno y otro, entre Gallardón y Blanco, yo, en principio, no me quedo con ninguno. Tal vez, sr Jáuregui, si usted me explicara sus motivos los compartiría, de momento, no. Lo siento

  7. Menos me quedaría yo con el otrora tan admirado Felipe González. Hace honor al dicho «dos que duermen en un mismo colchón, se vuelven de la misma condición»

    Por cierto nadie habla de Murdoch/ Aznar y cia. por su poco juego limpio en el periodismo. ¿Porqué será?

    Aquí las salpicaduras son solo para el contrario.

  8. @ María:

    Murdoch es un tiburón de las finanzas y a toda esta gentuza de les permite todo. Para eso pagan a sus esbirros; y Aznar….. Aznar es un perroflauta. No vale la pena perder el tiempo.

  9. El perro es Murdoch, la flauta el dinero y Aznar el cooperador necesario al que pagó 200.000 euros por presentarle a Kichner RIP cuando era presi y a Putin. Es lo que tiene tener buenos contactos: puedes invitar a Correa, a Berlusconi y a Blair a la boda de tu hija y, de paso, darle un abracete a Gadaffi para que suelte los petróleos. If I were a richman, dubidubidubi du.

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