Bueno, no tan chicos, en realidad, que el gobierno está en manos de casi sesentones, excluyendo al propio presidente y a Don José Blanco, a quien nunca me ha gustado, por aquello del respeto debido a todos, llamerle Pepiño. Y ¿qué han hechgo, aparte de fotos entre ellos, en estos primeros días de rodaje? Bueno, doña Elena Salgado, que ya saben quienes esto leen que es una de mis favoritas, se ha reunido con casi todo el mundo –no aún con banqueros y grandes empresarios, pero supongo que lo hará– y se la ve dinámica. Se ha merendado, desde ya, a Sebastián, con quien Solbes no pudo. Y a Manuel Chaves, que sale como sin perfil. Blanco también viene con fuerza, haciéndose amigo –que no le pase ná– de doña Esperanza Aguirre, la del ‘agua va’.
Y…¿qué más? Pues poco ha habido, la verdad, pero hay que esperar: la señora González Sinde ha recibido su ración de varapalos –hay muchos intereses en esto de la cultura y la cultureta–; le podríamos dar unos cuantos consejos para hacer de Internet un instrumento democrático y para facilitarnos las cosas, pero ni caso nos va a hacer, como si lo viera (un día de estos le mandaremos, algunos que hacemos periódicos en la Red, una cartita abierta, a ver si la lee). Trini, en sus guateques, as usual. Gabilondo, de entrevista con su hermano Iñaki en la cuatro, aunque hay que esperar cosas mejores de él.
Por lo demás, el resto en lo suyo: los que trabajaban –siempre bien Rubalcaba, bien Moratinos– siguen en ello. Los/as que no estaban, pues siguen sin estar, si excluimos los que asisten a los desayunos de Europa Press o de Nueva Economía, encantados/as de verse y de que los vean, tan ministros/as ellos/as. Y Corbacho, de perropachón, dispuesto a morderle los esos que te digo a quien, como MAFO, se atreva a salir del tiesto, quién coño se creerá el gobernador este, si todo se lo debe a los socialistas, etcétera.
Que la vida sigue, en resumen, con crisis o sin ella, que lamentablemente es más bien con ella. Este mes, ya me atrevo a adelantarlo, me parece que habrá menos parados en total que en meses anteriores, pero siguen sumando cifras al censo tremendo del desempleo. Se abre una sima peligrosísima entre quienes siguen saliendo los finesde hacia la casa de la costa como si tal y quienes tienen que seguir apretándose el cinturón y quién sabe si la soga al cuello.
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