Bueno, pues, al final los socialistas desertaron la presentación de los libros de Pilar Cernuda y aquí el abajo firmante. Me parece relativamente normal, dado que el libro de la Cernu versa mucho, y nop demasiado críticamente, es la verdad, sobre el PP, y el mmío es poco entusiasta con Zapatero (y con Rajoy, y con casi todo y todos, incluyéndome; qué quieren, uno es así). Hubo muchos pesos pesados del PP y, por lo que a mí respecta, encantado de tener tantos amigos personales que acudieron. Y agradecido a Bono, que me hizo una presentación de viejo cómplice: no en vano, teniendo los dos la misma edad, me defendió como abogado ante el TOP, de triste recuerdo.
Pero voy a contar un par de cosillas, aunque acaso peque de indiscreto: una colaboradora mía, buena amiga y voluntariosa, invitó a varios diputados socialistas a acudir a la presentación: varios de ellos (ni uno, ni dos, ni tres: más) le dijeron que, si era Bono quien presentaba, que no irían. Eso me da que pensar acerca de sus posibilidades de convertirse en presidente del Congreso.
Y dos: llamé a una cercana colaboradora del presidente del Gobierno, con despacho en La Moncloa. Buena gente, pero ortodoxa y de fidelidad absoluta al ‘jefe’. La invité, como a todos los que me han ayudado en este libro (que fueron muchos), a acudir al acto de presentación, en el que confluyeron casi mil personas, que se dice pronto. Se excusó –como tantos otros amigos que uno cree tener en La Moncloa– y me dije: «anda sé cariñoso con el presidente, que se lo merece». Le dije que la labor de un periodista no es dar cariño a presidentes, ni a ministros, ni a jefes de la oposición, sino contar cosas y analizar la realidad. Luego, no pude más y añadí:
–También el podía darnos algo de cariño a quienes tratamos de trabajar desde la independencia y a quienes le pedimos una entrevista, para que lo que él piensa aparezca en el libro, y ni siquiera hay respuesta.
Eso sí, a Suso de Toro y a PedroJota, muchas horas. De hecho, ZP fue la única de las ciento diez personas con las que pedí hablar que no lo hizo, tal vez intuyendo que ‘La Decepción’ no podría traer nada del todo bueno para él. O porque no jugué al mus con él cuando no era nadie, o porque me considera –es lo ás probable, y le doy la razón–un mindundi.
En todo caso, el resultado del libro hubiera sido más o menos igual si hubiese podido entrevistarlo: nunca el hecho de haberme concedido una entrevista he permitido que alterara el producto, aunque, hay que reconcer que, así, cara a cara, resulta más difícil decir y contar algunas cosas sobre el personaje.
En fin, el hecho es que no vinieron represenantes del PSOE, y yo los eché de menos. Sobre todo, porque veo que el consignazo y el sectarismo siguen imperando (en los dos, claro, qjue un día de esto contaré alguna anécdota significativa que afecta al PP).
Deja una respuesta