Estamos, muchos, hartos de Madrid, de sus pompas y sus obras –nunca mejor dicho lo de las obras, las innecesarias obras de Gallardón–. De sus corrupciones, de sus espías, de las puñaladas entre los correligionarios y entre los adversarios, de la mala leche en el tráfico, de las cosas de Espe y, sobre todo, de algunos de sus próximos, de que nos tomen el pelo los alcaldes del noroeste de la CAM, del sur y del este, de las mafias del ladrillo, del palco del Real y del presidente del Atlético, de la Caja, de la tele oficial y de las oficiosas, de no pocos periodistas, de los cenáculos y de los mentideros.
Lo que estáocurriendo estos días en Madrid es ya casi inenarrable: toda la basura acumulada durante tantos años aflora de nuevo, porque el ‘tamayazo’ no sirvió para limpiarla. ¿Será esta la ocasión en la que podamos volver a respirar un poco de aire fresco? ¿o esta especie de Sodoma y Gomorra capital de las españas seguirá siendo el lodazal que es?
Al final, es verdad –y esta es la parte buena– que el tercer poder (Garzón, en la época buena, que de todo ha habido) y el cuarto (bueno, una parte del cuarto) están haciendo aflorar esa sociedad negra que se ampara(ba) en ciertos cuñados, yernos, amiguetes, correligionarios, conseguidores, burlangas, alcaldillos y alcaldazos, suripantas de lujo, ex ministros, para hacer su agosto a costa de los demás. Comisiones, encargos, viajes de ensueño, yates, escoltas, audis blindados, mercedes sin blindar, chalets de tres millones en La Moraleja, La Florida y por ahí, todo, todo, estaba en esos dossiers que se esgrimían como amenaza en las rivalidades por alcanzar el puestazo encaramado al máximo poder, el del dinero.
Y sí, yo creo que ha sido, es, sobre todo el PP el que se mueve en terrenos pantanosos, pero también ha habido socialistas, e incluso alguno aferrado a IU, encantados de haberse y habernos conocido, a los tontos del bote de todos nosotros, los paganos de impuestos y depositarios del voto, los que nunca nos enteramos de nada. ¡Lo que se deben de haber reído de todos nosotros ellos, desde ciertas concejalías de Urbanismo, desde los sillones municipales, desde las covachas, desde los despachazos oficiales o privados!
No me dan ninguna pena estas noches de insomnio que deben de estar pasando porque hay dedos que los señalan, me encanta que salgan retratados en la crónica de la infamia quienes han hundido nuestro medio ambiente, han polucionado nuestros ríos, han talado nuestros pinares, han vaciado nuestras cajas, han modificado ordenanzas, han recalificado parajes naturales, se han forrado complotando contra el consumidor. Quienes han contratado, con nuestros impuestos, espías para vigilarse entre ellos y vigilarnos. Llegaremos, llegaremos, porque las investigaciones siguen, ya imparables, a dar nombres muy concretos, a exigir responsabilidades muy específicas. Esperen un poco y verán, porque de nada sirve pretender que todo esto es un invento para machacar al PP en tiempo de elecciones; se equivocan con esta estrategia quienes pretenden sacar a la luz ahora los GAL o Filesa. ¿Qué error!
Porque no me puedo creer que, tras este tsunami, todo vaya a seguir igual, como si nada hubiera pasado, los mismos –encima, haciéndose las víctimas– en los mismos sitios, haciendo lo mismo. Juro que no volveré a votar en Madrid mientras no se limpien estos apestosos establos. «Ojalá pudiera largarme de aquí»; es una frase que he escuchado bastante, a bastante gente, estos días. Ojalá.
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