—-
(manifa este domingo en Bilbao pidiendo el ‘acercamiento’ de los presos de ETA. Si solo fuera el acercamiento…)
———–
Sí, mala cosa. No porque les compadezca –tampoco es buena cosa ser policía; hay cosas que se es porque no queda otro remedio–. Es que evidencia anormalidad democrática, y eso es lo que yo no quisiera para mi país. Y este finde hemos tenido muchas horas extra, mucho indignado indignando a la colectividad, mucho Bildu y mucho falso ‘radical’ vasco haciendo la puñeta. No ha sido un buen fin de semana, si quieren ustedes que les diga la verdad.
Y, a todo esto, Izquierda Unida –oigo una buena entrevista con Cayo Lara en RNE– sin enterarse de por dónde le van los tiros; si no se convierte en un partido radical-regeneracionista, pero sin extremismos ni tonterías, desaparecerá entre bildus, quinceseme y partidos que surjan al centro del espectro. Ya no se puede ser radicalmente de izquierda ni de derecha –y los del quinceeme nos lo demuestran–, sino innovador.
Porque, visto lo visto en el PSOE, ¿qué va a ser de la izquierda española? ¿Desaparecerá tragada por los indignados y por los mal llamados radicales –que los hay y no sólo en el País Vasco–, mientras crecen opciones como la de Rosa Díez y otras que irán surgiendo por ahí?
Sí, mucho más preocupante la recomposición de la izquierda que la de la derecha. Al fin y al cabo, el PP de Rajoy solamente está amenazado por una leve tentación ultra que me parece que nada representa, si se quita a cuatro voceros que trabajan en cierta empresa sedicentemente periodística. Bien hará Rajoy en no prestar atención a estas gentes aprovechadas, que se financian de lo que se financian y mienten cuanto pueden. Creo que el presidente del PP ha hecho una buena elección en la moderación y la templanza; espero que así siga.
Deja una respuesta