Maragall, carajal, , maraja, majara. Dios del cielo. Vaya manera de gobernar. Y no, no soy anticatalán por decir esto (espero), aunque el nivel de crítica a la lamentable clase política catalana en los medios catalanes es excesivamente moderado. Maragall tiene que irse (insistentes rumores durante todo este jueves), pero aún no ha recopilado la suficiente vergüenza torera para anunciarlo. De paso, a ver si también se va Montilla, que hace dos días pretendía parar la avalancha diciendo que primero el referéndum sobre el Estatut, y luego la reflexión (es decir, la posible ruptura del Govern tripartito y el eventual adelantamiento de las elecciones). Claro, no ha podido ser, y, a las pocas horas de lo dicho por el ministro de Industria y secretario general del PSCl , el president de la Generalitat ha tenido que salir a anunciar que los de ERC se van de su gobierno ya mismo, y que habrá elecciones antes del invierno. Se le ha olvidado decir también que él no repetirá como candidato, que es, por cierto, lo que Zapatero pactó con Artur Mas. Y, así, el mismísimo ZP que aupó a Maragall hasta la Generalitat, pactando con un extrañísimo compañero de cama (Esquerra), deja caer a ese mismo Maragall, quer, a su vez, había ayudado a Zapatero a vencer a Bono en el congreso del PSOE.
Una somera recopilación de insensateces: el tripartito no ha hecho más que meter patas (el Carmel, el tres por ciento, la falsa remodelación, la remodelación real, que ha sido aún peor). Lo único que ha construído en toda la Legislatura es un Estatut que fue profundamente enmendado por las Cortes y que, al regresar al Parlament, fue calificado de "claramente insuficiente" por Maragall. Que ahora, no obstante, no tiene reparo en enarbolar la bandera por el /sí/ al texto devuelto "por Madrid". Mientras que los de Esquerra, que abominan del Estatut, se abstienen en el Senado por si acaso, merced a la mayoría del PP, no salía adelante ese Estatut para el que, no obstante, van a pedir el /no/ en el referéndum. Y, en medio, todo un cúmulo de contradicciones (¿recuerda usted la de veces que se dijo que habría/no habría constatación de que Cataluña es una nación?), mentirijillas, mentiras gordas, faltas de dignidad… Vamos, que la clase política no hace honor al alto sentido cívico de los catalanes, y conste que no lo digo porque sea políticamente correcto. La verdad es que los catalanes no se merecen la clase política que tienen.
Usted le explica lo que está pasando en la política catalana a un sueco y puede tener por seguro que el pobre nórdico se vuelve a Estocolmo a ser tratado por un psiquiatra. Imposible mayor lío. Dificilísimo entender tan absurdo comportamiento político, donde lo que domina es el aferrarse al coche oficial y al timbre para llamar al bedel. Una vergüenza.
¿Significa esto que el PP tiene toda la razón? Pues tampoco, aunque ha sido el único coherente desde el principio. Repudiar el Estatut desde el principio, recoger firmas para un referéndum imposible, han sido errores de estrategia, aunque no ejemplos de oportunismo y camaleonismo, como otros han dado abundantemente. Porque la idea, en principio, no era mala: reformar y hacer constitucional el Estatut inicialmente aprobado por el Parlament, y hacerlo aprobar en referéndum para tranquilizar las reivindicaciones nacionalistas. Eso, claro, si la cuadratura del círculo hubiese salido bien. Pero, evidentemente, era imposible poner los cuernos a Esquerra con Artur Mas y Convergencia y pretender que Carod se quedase tan tranquilo, sin sacar los pies del tiesto. Porque no es que no les guste el Estatut, que parece que no le gusta a nadie, sino que ERC se sintió traicionada por Zapatero, su /socio/.
Alguien, en Cataluña, tiene que meditar unas cuantas cosas. Bueno, quizá no solamente en Cataluña, por supuesto.
(perdón por los muñegotes mil, pero es que la cosa es tan de coña…)
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